Ha sido positivo que hace un par de semanas la presidenta Dina Boluarte haya estado en el distrito de Santa Rosa, en la isla Chinería, en Loreto, y mejor aún que ayer haya llegado el el presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Arana, como una forma de hacer seguimiento a los ofrecimientos hechos tras la insolencia del exguerrillero colombiano, Gustavo Petro, de desconocer nuestra soberanía en ese punto.

Los peruanos todos debemos reconocer que las fronteras, especialmente las de nuestra selva, están totalmente abandonadas, por lo que urge una política de atención a sus poblaciones y desarrollo integral, para que la peruanidad no solo se manifieste por la exhibición de una bandera roja y blanca, sino también por la presencia viva del Estado.

Que la majadería del sujeto que por ahora gobierno a los hermanos colombianos sirva de punto de quiebre para desarrollar las fronteras. Es cierto que en unos meses la presidenta Boluarte y su premier Arana dejarán sus cargos, pero esto que se ha anunciado y ojalá se inicie, no puede quedar trunco. En la isla Chinería falta de todo, empezando por un aeropuerto y un mejor puerto.

Los vecinos de Santa Rosa ya demostraron que pese a todo, aman a su patria, que ojalá no siga siendo ingrata con ellos. No los dejemos solos. Vean las diferencias con las vecinas Leticia (Colombia) y Tabatinga (Brasil). En el mediano plazo, nuestras fronteras tienen que ser muy diferentes a lo que hoy vemos.