El expresidente colombiano Álvaro Uribe se encuentra con detención domiciliaria por disposición de la Corte Suprema de Justicia de Colombia. Es investigado por los presuntos delitos de soborno y fraude procesal, en los que se le atribuye una supuesta manipulación de testigos. Lo curioso del caso es que –en lo que podría constituir una perversa trama político-judicial– ha pasado de denunciante a denunciado.

Uribe denunció al senador Iván Cepeda por ofrecer beneficios a un exparamilitar (Guillermo Monsalve, actualmente en prisión) para que declarara que en una de sus propiedades (de Uribe) se habría formado un grupo paramilitar. La CSJ no solo exoneró a Cepeda de la imputación, sino que –dando un giro de 180 grados a su investigación– optó por investigar al expresidente por los mismos motivos (manipulación de testigos) por los que acusaba al senador.Uribe, durante su mandato, impulsó el Plan Colombia. Obtuvo rotundo éxito combatiendo a las narcoguerrillas de las FARC y ELN, reduciendo radicalmente los cultivos de coca y el narcotráfico, y logrando desmovilizar y someter a la justicia a los llamados paramilitares. No obstante, su gobierno ha sido acusado por organizaciones de DD.HH. como Human Rights Watch, de favorecer el paramilitarismo, responsable de violaciones de derechos humanos.

Tenaz opositor del Acuerdo de Paz con las FARC, su detención domiciliaria ha dividido a su país entre quienes le reconocen ser el forjador de una nueva Colombia y aquellos que no le perdonan haber evitado que las guerrillas se tomaran el poder por las armas y haber enfrentado el proyecto de socialismo del Siglo XXI y su expansión regional, así como haber ganado el plebiscito en el que el pueblo colombiano rechazó el refrendo del Acuerdo del gobierno de Santos con las FARC.  Hasta el momento, esta situación en la que en simultáneo el presidente que derrotó militarmente a la subversión esté padeciendo detención domiciliaria, y que miembros de la agrupación terrorista estén ocupando escaños en el senado, le da la razón a Uribe, y a todos los colombianos que creen en él.