Desprovistos de cualquier consideración por los visitantes, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), ha decidido que el ticket de ingreso de los extranjeros -o sea los peruanos- al partido de fútbol de las eliminatorias de Qatar 2022, entre las selecciones de Uruguay y Perú, del próximo 24 de marzo en Montevideo, costará la exorbitante suma de 300 dólares.

La posición uruguaya constituye una ACTITUD INAMISTOSA hacia el Perú pues el plan de su dirigencia es que el estadio Centenario con capacidad para más de 60 mil personas, sea copado completamente por sus nacionales. En ningún estadio de Sudamérica se ha manejado ese precio en las eliminatorias -el boleto del partido Uruguay vs. Venezuela en la fecha anterior costó sólo 40 dólares-, en campeonatos o en torneos continentales como la Copa América o la Copa Libertadores de América. ¿Lo va a permitir la dirigencia peruana?

Me queda claro que Ricardo Gareca debería trabajar estratégicamente en el frente psicológico desnudado como vulnerabilidad por Uruguay, debido a la recurrencia del temor de que la blanquirroja pudiera conseguir en pocas semanas un Centenariazo, es decir, una victoria en Montevideo, tal como lo logró la selección charrúa sobre la brasileña en el mundialmente conocido Maracanazo el 16 de julio de 1950 cuando ambos países disputaron el partido de la gran final del Mundial de 1950, y los uruguayos, contra todo pronóstico local e internacional, doblegaron a los cariocas por 2 goles a 1.

Uruguay sabe de sobra que Perú se crece en su cancha y cree que subiendo las entradas evitará que la fiel barra peruana -considerada la mejor del mundo en Rusia 2018- acostumbrada a alentar a nuestros seleccionados de comienzo a fin, pudiera brillar por su ausencia en las tribunas. Muchos peruanos viajarán a Montevideo para alentar a la blanquirroja y corresponderá a nuestra dirigencia y autoridades hacernos respetar recordándoles de frente y sin rodeos que somos los mayores compradores de arroz uruguayo, por delante de Brasil y Tailandia. Tengo fe que repetiremos la hazaña del 23 de agosto de 1981 con la potencia del “Tanque” Guillermo La Rosa y la magia de Julio César Uribe, el “Diamante Negro”, al ganar 2 a 1 y el boleto a España 1982 que confirmamos el 6 de setiembre siguiente, con el empate a cero en Lima ante los charrúas.