Ayer se cumplieron 200 días de la emergencia dispuesta ante la pandemia de coronavirus que aún afecta al país. Hoy quizá haya una luz de esperanza, pero no se puede negar que estamos en la cola a nivel mundial, tanto en el número de muertos y contagiados, como en los daños que ha sufrido nuestra economía. Peor no nos ha podido ir, y acá gran parte de la responsabilidad es del presidente Martín Vizcarra y personajes como Vicente Zeballos y Víctor Zamora.

En estas páginas hemos sido muy críticos del manejo de la crisis, y del desmadre de las pruebas rápidas, de la carencia de camas UCI, de la falta de previsión para la distribución de oxígeno y de otras acciones u omisiones que a lo largo de estos 200 días han costado miles de vidas, muchas más de las registradas oficialmente. Sin duda Correo debe ser uno de los medios que según el presidente Vizcarra, no es “afín” a su gobierno.

Sin embargo, no se puede dejar de lado la responsabilidad de los propios peruanos en el elevado número de contagios y muertes. No todo es culpa de Vizcarra y compañía. En días pasados dimos cuenta de que en el mes de agosto, solo en Lima la Policía Nacional intervino 350 reuniones llamadas “Fiestas Covid”, mientras que todos los días los medios reportan la detención de irresponsables que hacen eventos, conciertos, bodas y demás.

De eso, no se le puede echar la culpa a Vizcarra. Se entiende que haya gente que se exponga por salir a trabajar a fin de subsistir. Pero no se puede decir lo mismo de quienes arman fiestas, bautizos o parrillas, y que además agreden a los policías o serenos una vez que llegan a poner orden. Y ojo, estas situaciones se vienen dando en diferentes zonas del país, donde la autoridad está en la obligación de actuar sin hacer distinciones.

La pandemia nos deja muy en claro que nos falta mucho como país, pero también que como ciudadanos debemos mejorar conductas y actitudes. No podemos estar yendo de rumba con los amigos, para luego quejarnos de que el gobierno no tiene suficientes camas UCI en los hospitales para atendernos. Las cifras de los últimos días no dan algo de esperanza, pero aún falta mucho para salir de esta situación. No es momento de confiarse ni bajar la guardia.