Los demagogos de nuestra izquierda trasnochada y a veces hasta pintoresca porque cada vez son menos los que les creen, se llenan la boca –y más en tiempos electorales–, afirmando que luchan por los derechos de la “clase trabajadora”, de los “explotados” y de los que son víctimas de sus “patrones”, a los que suelen vincular, como parte de su floro barato, ridículo y gastado, con “grupos de poder”, gremios empresariales, limeños o hasta gente de piel “blanca”.

Bueno, los peruanos acabamos de ser testigos, con náuseas, de cómo una “luchadora social”, una casi “revolucionaria” y una “defensora” de los “pobres” y “oprimidos”, acaba de ser sorprendida humillando a los empleados de su despacho parlamentario, que además reciben un sueldo que sale del bolsillo de todos los ciudadanos, al ponerlos a cortarles las uñas de los pies, a que cocinen y a que le hagan el desayuno en su casa, todo en horario de oficina, todo en momentos en que deberían estar laborando y aportando al país.

Me refiero a la legisladora Lucinda Vásquez, de la bancada de Juntos por el Perú - Bloque Magisterial, pero elegida por Perú Libre, el partido de impresentables como Pedro Castillo, Vladimir Cerrón y Guillermo Bermejo, cabezas visibles de la izquierda peruana desde 2021. Ella ha sido puesta al descubierto por el dominical Cuarto Poder como una tremenda abusiva y explotadora, que humilla a sus empleados parlamentarios al ponerlos a hacer labores impropias de sus funciones formales.

Un comentario aparte merece la pasividad de estos empleados del Congreso, que se dejan pisotear y humillar en lugar de denunciar a su jefa, quizá para conservar su puesto laboral. Más de una vez he comentado en este espacio la necesidad de que el Poder Legislativo implemente canales serios y reservados para que las víctimas de “mochasueldos”, acosadores y abusivos como la izquierdista Vásquez, puedan exponerlos a fin de que sean sometidos a investigaciones con fines de sanción.

Lamentablemente, no hay muchas posibilidades de que la sindicalista Lucinda “ven córtame las uñas” Vásquez sea sancionada por la Comisión de Ética, que debería suspenderla 120, pues en ese grupo de trabajo hoy presidido por uno de “los niños”, todo se negocia y arregla por debajo de la mesa, por lo que se ha convertido en una burla para todos los peruanos que tenemos que financiar a legisladores que con toda seguridad, con el mayor desparpajo, tratarán de repetir el plato y reelegirse gracias a leyes dadas por ellos mismos.