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Instituciones internacionales como la ONU están informando de manera muy gruesa la llegada de un fenómeno El Niño para la próxima estación de lluvias en el país. ¿Por qué algunos sectores recogen la información en este orden? Veamos:

1. Viene el fenómeno El Niño: (ya se generó el recelo).

La población en general y los tomadores de decisión recuerdan automáticamente los efectos devastadores de los niños del 82 y 97.

2. Si lo dice la ONU es cierto: (Ya generaron credibilidad).

La ONU está opinando sobre un posible Niño en medio del Pacífico, que no necesariamente significa que ocurra en el país. Además, en la estación de primavera los modelos internacionales que esta institución acoge presentan muchas incertidumbres.

3. Con la incertidumbre creada, leemos casi al final de las notas publicadas en la prensa que la posibilidad de un 70% que ocurra un Niño es cierta, pero de categoría “débil”.

Las mismas instituciones científicas en que la ONU se apoya están cuestionando su clasificación tratando de corregirla, porque sus últimos pronósticos no estuvieron a la altura de las circunstancias.

Esta información se brinda sin pensar en los agricultores, mineros, empresarios y tomadores de decisión del país que necesitan una data más cercana a nuestra tierra. ¿Quién sería el responsable? Algunos periodistas dicen que ellos se basan en la fuente.

Lo cierto es que si se presenta un Niño “débil”, sus efectos en el país serían iguales o muy similares a los que generan nuestra estación de lluvias “normal”, con ligeros incrementos en las cuencas medias de la costa Norte y Central. La vigilancia de cuencas y valles costeros es la solución inicial. ¿Se viene el lobo?