La eliminación definitiva de la visa Schengen depende enteramente del Perú.

El tramo político en el propio seno de la Unión Europea fue difícil y logramos superarlo cuando el Parlamento Europeo y luego el Consejo de la Unión dieron luz verde en el camino de ese objetivo en el transcurso de 2014. La firma de ayer lo que ha hecho es confirmar que toda la negociación realizada desde que Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español, presentó a la UE la propuesta para que se elimine la referida visa para peruanos y colombianos, ha sido exitosa y por tanto se convierte en factible. Los europeos, más allá de las regulares confirmaciones que debe realizar el Parlamento por medio de una resolución legislativa y el Consejo a través de una decisión, están a la espera de que nuestro país cumpla con sus exigencias administrativas que no es otra cosa que contar con el denominado pasaporte biométrico, que algunos denominan pasaporte electrónico. Este es el asunto clave para que realmente podamos aspirar a una aplicación cabal del acuerdo de eliminación de la visa Schengen. Este pasaporte ha sido calificado de infalsificable por contener una serie de componentes que determinan un altísimo nivel de seguridad. En efecto, cuenta con un papel de seguridad cuya estructura está hecha de una lámina de policarbonato con un circuito electrónico incrustado en ella, y que se vale de la biometría para determinar de manera fehaciente e inobjetable la procedencia de los extranjeros que ingresan en Europa. Una cuestión inicialmente trascendente en términos cualitativos para el Perú es que la dinámica de intercambio de personas, bienes y servicios con el Viejo Continente se va a incrementar notablemente y segundo, las relaciones de cooperación del pasado fundadas en su mayor poder económico ahora dará paso a las relaciones de coordinación porque los beneficios serán recíprocamente satisfactorios.