El escándalo de las reuniones clandestinas del presidente Pedro Castillo con funcionarios y negociantes que terminan ganando millonarias licitaciones, es apenas el último de un sinfín de desmadres con carga delictiva que han ido saliendo a la luz, y que ponen al gobierno “marxista leninista y mariateguista” contra las cuerdas y dejan en claro que es imposible creer que debajo del sombrero chotano hay un hombre honesto y comprometido con la lucha contra la corrupción.

La semana pasada el escándalo estalló luego que se supo que el entonces brazo derecho de mandatario, el secretario Bruno Pacheco, guardaba 20 mil dólares en el baño de su oficina de Palacio de Gobierno. ¿De dónde salió esa plata que jamás fue incautada ni generó algún allanamiento? Eso de que se trata de “ahorros personales”, no se lo creen ni los congresistas de Juntos de Perú, que han asumido el rol de escuderos del régimen, algo que ya no hacen de manera plena ni sus colegas de Perú Libre.

Antes de eso vimos a la supuestamente moderada premier Mirtha Vásquez dejando aflorar su lado antiminero, cuando anunció, así como así, el cierre de cuatro operaciones mineras, lo que afectó aún más la credibilidad del país ante los agentes económicos, y de paso se trajo abajo el valor de las acciones una compañía minera en la Bolsa de Valores de Londres. A propósito, ¿alguien ha visto a la jefa del gabinete haciendo algo contra extractores ilegales como los que abundan en Puno y Madre de Dios?

Y si vamos más atrás, tenemos al ministro de Justicia, Aníbal Torres, insultando al presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde; al extitular de Defensa, Walter Ayala, salpicado por el manoseo de los ascensos miliares que ha motivado una citación del mandatario ante la Fiscalía; y a su excolega del Interior, Julio Barranzuela, haciendo jarana con congresistas en plena pandemia, todo esto solo en el mes de noviembre y teniendo como telón de fondo el estruendoso silencio del jefe del Estado.

Lo más lamentable para el país y el propio gobierno del lápiz, es que todo lo mencionado ha sido producto de las acciones de esta administración enclenque y manchada por graves actos de corrupción. Nada de esto ha sido zancadilla de la “oposición”, la “derecha” o los “poderosos”, sino producto de metidas de pata de un régimen a cargo de un personaje oscuro que jamás debió ganar una elección y menos en un momento tan determinante para el Perú.