De los cinco votos en contra que tuvo el pedido de confianza del gabinete encabezado por Walter Martos, cuatro fueron del Frente Amplio, que además “aportó” tres de las cuatro abstenciones del conteo general. En buena cuenta, siete de los ocho legisladores de la izquierda representada en el Poder Legislativo (uno estaba de licencia), estuvieron en contra de un equipo ministerial que como ha quedado claro, buscaba la investidura para ponerse a trabajar por salvar vidas en esta pandemia.

En los últimos años ha sido costumbre de la izquierda el oponerse a dar la confianza a los sucesivos gabinetes. Se esperaba un giro esta vez debido a la coyuntura y los más de 40 mil muertos, pero se mantuvieron en sus trece, siempre criticando todo y dando cero aportes. Siguen miopes, siguen hablando de un cambio de Constitución y de su modelo económico, cuando la gente se está muriendo por falta de oxígeno en Lima y en provincias.

En una coyuntura normal previa a un proceso electoral, se puede entender el cálculo, la jugadita, el discurso demagógico para la tribuna y que muchos vivan pendientes del aplauso que más tarde se podría transformar en votos. Triste admitirlo, pero es la realidad de nuestro Perú. Por décadas ha sido el juego político de muchos. Sin embargo, en medio de una tragedia como la que nos golpea, la actitud ha debido ser otra más responsable y empática con los que sufren por el virus.

Lamentablemente, en el Perú la izquierda que tenemos en el Congreso se ha quedado en las cavernas defendiendo a tiranos como los hermanos Castro o Nicolás Maduro. Es la que aún ve a un asesino y homofóbico como el “Che” Guevara como un “Cristo”, y la que sigue soñando con la “lucha de clases”, cuando la gente busca la posibilidad de trabajar, emprender y desarrollarse de la mano de un Estado eficiente y ágil, y no elefantiásico y clientelista como el que promueven los camaradas.

El Perú, como toda democracia, necesita una izquierda moderna que brinde aportes e ideas, aunque muchas de ellas sean probadamente fracasadas. Sin embargo, acá sus representantes siguen en los años 60 y 70. Por eso tienen tan poco respaldo en las urnas y andan de división en división, especialmente cuando se acercan las elecciones. No los perdamos de vista. Son los que negaron el respaldo a un equipo ministerial que se comprometió en salir a salvar vidas de gente agonizante

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