En el año 2010 Daniel Salaverry estuvo muy cerca de arrebatarle la alcaldía de Trujillo a César Acuña. Entonces, Salaverry postulaba por su partido primigenio, el de su familia: el Apra. Acuña le ganó esa elección por muy poco, pese a que las encuestas le daban por favorito. En el Apra, por ello, no faltó quien hablara de fraude. El líder de Alianza Para el Progreso fue reelecto luego de cuatro años de haber arrebatado al Apra su histórico bastión trujillano.
Esa pugna entre APP y el Apra en Trujillo hoy ha sido llevada de alguna forma al escenario nacional, pero de modo atomizada. Con el Apra debilitado y con Daniel Salaverry alejado de ese partido, y recientemente ingresado a su nuevo partido, Somos Perú, todo apunta a que volverá a competir con Acuña, esta vez en las elecciones presidenciales del próximo año. No serán probablemente los favoritos, como lo fueron en el año 2010 en Trujillo, pero quizás sí obtengan cierto protagonismo. Ambos ya son personajes políticos con tribuna nacional, y no estarán solos, claro.
En Trujillo, Gloria Montenegro fue una de las defensoras más férreas de Acuña en su partido, con quien llegó a la municipalidad de la provincia. Montenegro, entonces potente baluarte del apepismo, llegó a ser por sucesión la alcaldesa de Trujillo cuando Acuña renunció en 2014 para postular al gobierno regional. Años después llegó al Congreso al ir en la lista de APP, se puso el fajín ministerial, terminó renunciando al partido de Acuña y se convirtió en pararrayos de Martín Vizcarra. Hoy, como es sabido, ella se ha sumado al Partido Morado, liderado por Julio Guzmán, y no tengo duda de que tendrá un rol protagónico en la campaña de Guzmán.
Lo que son las cosas: la capital de la eterna primavera los vio nacer como políticos, y ahora tendrán una nueva revancha en el escenario nacional con la campaña de 2021.