“¿Dónde está César Acuña?”, es la pregunta que resuena desde hace varios días por el norte, concretamente en La Libertad, una de las regiones que más sufre los efectos de la pandemia, y en cuyos nosocomios se vive una verdadera pesadilla, un escenario apocalíptico por el colapso sanitario.

Y la pregunta no busca como respuesta la mano generosa de Acuña que tanto se hacía presente en cada campaña electoral que lo tuvo como protagonista. No es que se extrañe sus dádivas, vamos (aunque imaginamos que en las zonas donde lo veían regalar a manos llenas, y que hoy padecen el hambre por la crisis, sí lo deben echar de menos). Lo que se demanda es la presencia del político que gobernó Trujillo y La Libertad y cuyo partido gobierna hoy justamente esta provincia y esta región.

¿No le preocupa a Acuña que a diario las autoridades que tienen los colores de su partido se lancen puyas y no sean capaces de articular acciones en el peor momento que atraviesa la región? Por lo menos por interés político, ¿no le preocupa la situación? La campaña a la presidencia está a la vuelta de la esquina, finalmente.

¿O es que el confinamiento ha puesto a Acuña en un ostracismo del cual no piensa salir hasta nuevo aviso?

El gobernador de La Libertad, Manuel Llempén, y el alcalde de Trujillo, Daniel Marcelo, se han pasado buena parte de la emergencia sanitaria actuando erráticamente por su lado. A Llempén además lo fustigaron otros alcaldes de su propio partido por la situación dramática que nos está llevando a tener cientos de muertos. Y Marcelo, cuyo liderazgo ya había sido quebrado por la sentencia por corrupción que lo dejó con un pie afuera de la alcaldía, ha debido afrontar sus propios líos con los regidores, que también son del mismo partido. En Trujillo, donde se fundó, Alianza Para el Progreso acusa el golpe, está acéfalo. ¿Dónde está Acuña en el peor momento?