En un país donde el sueldo mínimo es de apenas 1130 soles, y millones sobreviven en la informalidad, resulta ofensivo que un grupo de trabajadores del Congreso —a través de su sindicato SITRAPOL— solicite un bono de 2 UIT (10 700 soles) como “compensación” por cumplir su trabajo, ni siquiera hacerlo bien, solo cumplirlo. Acaso olvidan que para eso se les contrató. ¿Desde cuándo hacer lo que corresponde merece una bonificación con dinero público?Lo más grave es el argumento: apelan a la “autonomía” del Congreso para justificar este beneficio. Como si eso significara libertad para repartirse el presupuesto.

No es la primera vez. En enero ya recibieron 4 UIT (20 600 soles) de bonos tras una negociación del otro sindicato (Sintracon) por “cierre de pliego”.

Esta desconexión no es exclusiva del Parlamento. Hace poco la presidenta Dina Boluarte se duplicó el sueldo por decreto: pasó de 16 mil a 35,568 soles mensuales.

Los altos funcionarios viven en una burbuja, con ingresos que no se ajustan a la realidad y creen que por trabajar en el Estado merecen más mientras los ciudadanos vemos cómo se despilfarran recursos.El Estado no puede seguir siendo un botín. Se necesita sensatez, austeridad y, sobre todo, respeto por el dinero de todos los peruanos que, finalmente, somos los que pagamos su salario con nuestros impuestos.