La reactivación de conflictos sociales que han desencadenado paros, bloqueos de carreteras y violentas protestas en Lima y el interior del país, han acentuado la inestabilidad a nivel nacional.

Por ahora no se ven indicios de un plan efectivo para controlar estas medidas de fuerza que afectan a muchos. En tanto, la Policía Nacional del Perú (PNP) está más concentrada en sus pugnas internas, mientras el presidente Francisco Sagasti, quien parecía dominar a la perfección el tema de las relaciones públicas, hasta el momento no asume el liderazgo para buscar la paz social.

Es difícil dialogar con sectores que se saben fuertes después de las últimas manifestaciones que no solo han desencadenado caos sino también muertes. Por tanto, habrá que tener mucho tacto para encarar las causas de estas protestas, pero principalmente para imponer el principio de autoridad con la ley en la mano. Lo peor es quedarse paralizado e inmóvil, parapetándose detrás de excusas. El ruido está creciendo y hay gente que debe frenar esto con respuestas rápidas y eficaces, que para eso está en los cargos de mando.

La PNP también tiene responsabilidad, pero necesita sentirse respaldada por sus superiores.

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