Cuando estalló el escándalo de las reuniones clandestinas del presidente Pedro Castillo con funcionarios, proveedores del Estado y una conocida lobista en el pasaje Sarratea de Breña, voceros del gobierno, empezando por la premier Mirtha Vásquez, ofrecieron hacer pública la lista de visitantes a dicho lugar. Sin embargo, ha pasado un mes y no hay nada de nada, nos siguen meciendo.

Hasta el momento los peruanos no sabemos quiénes han ido a esa especie de despacho presidencial paralelo, a donde se ha visto llegar al ministro de Defensa, Juan Carrasco, a funcionarios de Essalud, proveedores y a Karelim López. Esos son los que detectó un reportaje periodístico, pero hasta ahora no sabemos quién más ha llegado por allí.

La premier dijo que la lista sería pública. Sin embargo, las reuniones en ese lugar siguen cubiertas del más grande misterio, el cual huele muy mal por más que el mandatario atribuya las sospechas a temas racistas o clasistas que no vienen al caso. Su discurso de victimización ha perdido fuerza conforme han ido pasando los días y no se conocen detalles de sus reuniones secretas.

El país necesita una administración transparente y no sombría y semiclandestina como la del profesor Castillo. Ya han pasado cinco meses de gestión y no hay un cambio de actitud, lo que es muy preocupante. Y después de quejan y victimizan.