Por todo lo que ha pasado en el país, parece que las elecciones congresales no hubieran sido hace apenas tres meses y medio, tiempos en que las agrupaciones políticas y los postulantes se vendían como los plus ultra de la honestidad y la transparencia, y como impulsores de toda buena acción que los diferenciara del Parlamento anterior que fue disuelto en medio de los aplausos y el rechazo de la gente, por haber estado plagado de personajes impresentables.

Sin embargo, como parte de una seguidilla de acciones que dejan muy en claro que el nuevo Parlamento es peor que el anterior, la mayoría de bancadas ha optado por pasar por encima, a través de una resolución legislativa, la presentación de declaraciones juradas de intereses de los congresistas a la plataforma única implementada por la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), tal como lo han venido haciendo todos los funcionarios públicos.

Con esto, los nuevos congresistas que supuestamente iban a desterrar las taras, las sinvergüencerías y la falta de transparencia de sus antecesores, solo presentarán tal declaración al Consejo Directivo del Congreso y a la Contraloría, aunque la norma aprobada no es clara y deja la impresión que esto último es solo para los servidores del Poder Legislativo, mas no para los parlamentarios, tal como lo ha señalado el propio contralor, Nelson Shack.

Esto es una otorongada, como tantas otras en la historia del llamado primer poder del Estado. Si no hay nada que ocultar, si los dueños de combis piratas, universidades truchas y empresas que llevan como cliente al gobierno o a municipalidades no tienen nada que tapar, ¿por qué entonces no presentar sus declaraciones juradas de intereses como lo hacen todos los servidores públicos? ¿Dónde quedó la transparencia? ¿Para esto se ha elegido a un nuevo Congreso?

Los defensores de esta decisión del Congreso han recurrido a todo tipo de argumentos. Incluso han culpado a algunos de intentar desprestigiar al Legislativo, como si esto fuera necesario. Lo cierto es que acá la transparencia ha recibido una pateadura que ojalá sea tomada muy en cuenta por los ciudadanos para las próximas elecciones. Recordemos bien qué bancadas y qué legisladores son, para cuando más tarde vengan otra vez con piel de cordero a pedirnos nuestros votos.

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