Por alguna razón que no comprendo, las dos primeras décadas de los siglos carecen del sex appeal de las otras ocho. Nadie habla de la “década del diez” o de los años 1900” del siglo XX. Pero los años veinte o la década del veinte es una época recordadísima. Lo mismo ocurrió en el siglo XI. Se fueron como si soplara el viento nada menos que veinte años del que muchos todavía se refieren como “nuevo siglo”.

La realidad es que, de manera creciente, para la población que va prevaleciendo, el XXI tiene poco de nuevo, pero los que venimos del siglo pasado tenemos mucho de antiguo. Veamos. La gente que nazca en esta década por empezar será, en su mayoría, la que morirá en este mismo siglo, pero ya aparecerán los primeros humanos que sobrevivirán hasta el siglo XXII. Con los adelantos de la ciencia por venir, no es de sorprender que la esperanza de vida se corra a los 90 más que a los 70. ¡Imagínense! Nuestros hijos quizá no alcancen, pero sí nuestros nietos. Como decía la vieja canción de Electric Ligth Orchestra: “Vuela por la ciudad. Elévate sobre la tierra. Puedes hacer casi cualquier cosa. Ahora eres un hombre del siglo XXI”. Es ese hombre el que va a nacer en esta década.

La década del diez será recordada por muchos cambios en el mundo. En el Perú, fue una década perdida, donde ralentizamos el crecimiento por un sentido absurdo del aburguesamiento político. Es decir, por creernos más de lo que somos, por pensar que ya habíamos despegado. Y no era el caso. El desarrollo es una película en largo metraje, no un comercial de pocos segundos. Esperemos que podamos colgarnos de lo que pueden ser unos buenos nuevos “años veinte” para el mundo y recuperar el nivel de crecimiento que necesitamos. Entretanto, despidamos a las dos primeras décadas del XXI, las que a los viejos del siglo pasado nos permitió adaptarnos a la tecnología y a las nuevas culturas. Y aprestémonos a entrar con todo a esta nueva era.

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