El domingo último en la portada de Correo Lima nos preguntábamos dónde está Yenifer Paredes, la cuñada-hija del presidente Pedro Castillo que ha venido trabajando para empresas proveedoras del Estado, algo prohibido por la ley. Desde que eso se supo, la mujer ha desaparecido y no se ha presentado a las citaciones a las que ha sido convocada por las autoridades para explicar lo denunciado.

A todo esto, los peruanos tampoco hemos recibido alguna explicación del mandatario que llegó al poder agitando banderas de honestidad y decencia. Lo único que ha atinado a señalar el presidente Castillo es que la denuncia que afecta a la hermana de su esposa es “demoledora”, pero como cada vez se le entiende menos al profesor, es difícil saber qué ha querido decir con eso.

Insistimos, ¿dónde está Yenifer? ¿También se ha fugado como Juan Silva, Bruno Pacheco y Fray Vásquez? ¿Qué hace el Ministerio Público al respecto?

Es muy delicado y a la vez triste que en el Perú nos estemos acostumbrando a tener alrededor del presidente a esta clase de elementos: gente que llegó a levantarse en peso todo lo que pudiera, y que luego no da la cara en complicidad con el propio mandatario que no solo se mantiene mudo, sino que se victimiza para evadir su responsabilidad.