La presentación del ministro de Energía y Minas, Eduardo González Toro, ante la Comisión de Energía y Minas del Congreso podría resumirse en el título de este editorial.

Pese a que él firmó la resolución ministerial de nombramiento, González Toro se escudó en que la última palabra sobre la designación de Daniel Salaverry como presidente del directorio de Perupetro la tiene la Contraloría y que esta opinión aún está sujeta al voto favorable de la junta de accionistas de la empresa impulsora de la actividad petrolera en el país. También dijo que mientras esto no ocurra, el excongresista “aún no está facultado para ingresar” a la empresa. En un gobierno ordenado, las consultas sobre la idoneidad de una persona para ocupar un cargo público se harían antes y no después de publicada una resolución ministerial de nombramiento pues solo así se evitarían maltratos a las bien el ministro de Energía y Minas trasladó la responsabilidad de su cuestionado nombramiento a la contraloría, olvidó que el contralor Nelson Shack ya se pronunció al respecto cuando dijo que Salaverry no debió aceptar el nombramiento y lo lapidó con la frase “zapatero a tus zapatos”.