Para un país que se encuentra atravesando la pandemia con una cifra de muertos que ayer pasó los dos mil, es muy grave tener a un ministro de Salud enemistado con los principales gremios de médicos que están en primera línea batallando contra la enfermedad que también ha costado la vida de decenas de galenos y enfermeras, que han debido tener al titular de la cartera que los convoca, como su principal líder y también defensor.

Pero en el caso del ministro Víctor Zamora, su único problema no es su abierto enfrentamiento con los médicos, sino también otras situaciones que hacen dudar de su idoneidad para el cargo en un momento tan crítico. Esta, por ejemplo, su cerrada defensa a la “eficiencia” de las llamadas “pruebas rápidas”, cuando una y otra vez voces especializadas, tanto del Perú como de afuera, han negado esto. Pero al responsable del sector Salud no hay quién le haga cambiar de parecer.

No olvidemos el caso del Hospital de Ate y de los respiradores incompletos comprados con precios inflados. Se destituyó a la directora de ese entonces por negarse a recibir dichos equipos tan necesarios, por hacer lo correcto, pero nadie da una explicación al respecto. Tampoco dejemos de lado cuando el ministro Zamora tuvo que admitir deficiencias en el conteo oficial del fallecidos, tras un reportaje de IDL Reporteros.

Es evidente que recibir el cargo de ministro de Salud en medio de esta tragedia mundial no debe ser fácil para nadie, ni para el mejor infectólogo, gestor, líder o experto en salud pública. Cientos y miles de muertos hay en todo el planeta en estos momentos. Sin embargo, lo mencionado en los párrafos anteriores, así como la aplicación de ciertas medidas fallidas (salida por género o falta de control en mercados) que no han hecho más que agravar la crisis, han podido evitarse.

El ministro Zamora puede ser un hombre de izquierda o de lo que mejor crea conveniente. Este es un país libre. Ese es un tema suyo y, obviamente, del presidente Martín Vizcarra, que es quien lo nombra. El problema acá es la gestión que no está trayendo los resultados esperados, en medio de enfrentamientos con los médicos, inconsistencias y medias verdades que solo se traducen en más casos de infectados y muertes.