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“El judaísmo comienza con el patriarca Abraham y su visión del monoteísmo. Tiempo después, Moisés recibe la ley de Dios en el Monte Sinaí y, desde ese momento, no basta creer en Dios, hay que seguir una conducta que sea compatible con su voluntad”. Con estas palabras, el rabino de la Asociación Judía de Beneficencia y Culto (Sinagoga 1870), Guillermo Bronstein, explica el surgimiento de la religión judía, la cual se estableció en Perú producto de dos importantes olas migratorias: una acaecida en 1870 y la otra después de la Segunda Guerra Mundial, entre 1940 y 1950.

Los judíos optaron por desplazarse a tierras peruanas para evitar la constante persecución. Los primeros en hacerlo fueron de origen alemán. Yves Barsimantov, también directivo de la Asociación Judía de Beneficencia y Culto (Sinagoga 1870), señala que este primer grupo de inmigrantes fundó la sinagoga a la que pertenece. Entre 1970 y 2005, la comunidad judía decreció debido al régimen militar de Juan Velasco y a la posterior crisis económica. Según Bronstein, desde el año 2005 hasta ahora, hay un pequeño incremento de la comunidad judía en el país.

Panorama peruano. En la actualidad, unas 3000 personas profesan el judaísmo en el Perú. “La mayor parte vive en Lima. Sin embargo, existe una reducida comunidad de 300 o 200 personas en Iquitos y una pequeña sinagoga en Cusco”, refiere Bronstein. Por su parte, Sergio Koremblit, presidente de la Asociación Judía del Perú, manifiesta que la mayoría de los miembros son peruanos. “Esto se debe al cambio generacional. Es decir, los bisabuelos o abuelos de quienes ahora practican la religión provenían de diversos países de Europa. Pero ellos ya son de nacionalidad peruana”, acota.

En cuanto a la población extranjera, Barsimantov estima que se trata del 5%. Aclara que “solo aquella persona que nace de un vientre judío es judío”. Por eso, los hijos de un hombre judío y una mujer no creyente no son considerados judíos. Al respecto, Koremblit explica que las leyes del judaísmo establecen que el matrimonio debe darse entre personas que practican la misma religión; no obstante, cada quien toma su propia decisión si se trata de una ceremonia civil. “Depende de la pareja convertirse o no. En caso lo haga, debe pasar por un proceso especial. Este varía en cada comunidad”, agrega.

Escenario de paz. El rabino Bronstein considera que en Perú hay libertad religiosa casi total. “El ‘casi’ se debe a que existe una ley excelente, pero su reglamento -aprobado al final del gobierno de Alan García- la hace inaplicable para casi todas las comunidades”, aclara. Además, refiere que en este país, a diferencia de otros, pueden profesar su fe sin ningún temor. “Hay actos aislados de intolerancia religiosa, pero solo son eso, hechos aislados”, enfatiza. Koremblit añade que “los judíos tratan de integrarse a las distintas sociedades respetando siempre sus preceptos”.

Respecto de las relaciones que mantienen con las otras religiones, Bronstein expresa que durante siglos estas fueron muy tensas e incluyeron exclusiones, persecuciones y conversiones forzosas. Sin embargo, esto cambió gracias al Concilio Vaticano II y la declaración conciliar Nostra Aetate. “Ahora tenemos relaciones buenas, fluidas y amistosas. En casi todos los países, incluido Perú, existen Comités de Diálogo Interreligioso”, menciona. Koremblit agrega que entre todas las comunidades se da un trato cordial. “Aquí, en Perú, hemos tenido eventos en los que han participado otras religiones. Actualmente, existe una red de comunicación y convivencia entre todos”, finaliza.

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