Joven ahora capacita a agricultores
Joven ahora capacita a agricultores

El ayacuchano, Abel Galindo Casavilca, es considerado un joven talento. Su historia de vida es un ejemplo para la juventud que busca cumplir sus sueños y forjarse un futuro de vida distinto a la de muchos niños del campo. Galindo, de fue niño pastor de ovejas y ahora es un exitoso ingeniero agroindustrial.

El ingeniero natural de la comunidad Quispillaccta, distrito de Chuschi, provincia de Cangallo cuenta que de niño fue un pequeño pastor de ovejas, vacas y alpacas y que actualmente se encuentra capacitando a los pequeños agricultores de su natal Ayacucho en la elaboración de fertilizantes naturales para que puedan mejorar su calidad de vida.

Abel asegura que el secreto del éxito es nunca rendirse. “Todos tenemos sueños, pero pocos lo cumplen. Me encantaría que cada vez más personas luchen por alcanzar sus metas, porque de esta manera nuestro país también mejoraría. Si realmente queremos triunfar, nunca nos debemos rendir”, recomienda el talento.

Historia de esfuerzo

Abel tuvo una infancia y adolescencia muy complicada puesto que, durante su primaria, acudía al colegio por las mañanas, trabajaba por las tardes y hacía sus tareas en las noches y madrugadas y a los 13 años su papa lo llevó a Lima donde tuvo que trabajar en la limpieza de una vivienda en La Molina dejando los estudio solo para los domingos.

Pese a ello, culminó sus estudios a los 17 años, tomó la decisión de volver a su natal Ayacucho y trabajar como obrero en los campos agrícolas para así juntar dinero y postular a la universidad. Participó en varias competencias de atletismo y ganó algo de dinero. Sin embargo, no ingresó a la universidad. Lejos de rendirse, decidió seguir la carrera de Producción Agropecuaria en el Instituto Superior Tecnológico Víctor Álvarez Huapaya.

“Si bien es cierto ya tenía una profesión para defenderme, yo quería estudiar una carrera profesional en una universidad. Por ello, volví a trabajar en los campos de cultivos y en la panadería para ahorrar dinero y volver a postular”, relata Abel, quien postuló por segunda vez a la Universidad San Cristóbal de Huamanga, pero no ingresó, pero tras preparse seis meses más finalmente pudo cumplir la meta que se propuso desde niño: ingresó en el primer puesto del cómputo general de la carrera de Ingeniería Agroindustrial.

Cuando cursaba el tercer ciclo, se enteró sobre la Beca Permanencia del Pronabec, postuló y resultó ser un ganador. “Sentí que todo cambiaría para bien en mi vida, la beca se convirtió en el instrumento fundamental para terminar mi carrera”, señala.

Trabajo con agricultores

A sus 34 años, Abel acaba de graduarse como ingeniero agroindustrial y se encuentra capacitando a los pequeños agricultores de su natal Ayacucho: “Les enseñamos cómo elaborar el compost (que resulta de la acción de bacterias, hongos y gusanos sobre los residuos orgánicos) y el biol (originado a partir de la descomposición de materiales orgánicos, como estiércoles de animales o plantas), mediante el reciclaje de productos orgánicos e inorgánicos. Los resultados obtenidos son excelentes”, revela Abel, ganador de Beca Permanencia del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.

Uno de los principales resultados de su trabajo, que ya ha beneficiado a más de 300 000 familias rurales de la selva y sierra del país, es que los campesinos están cosechando productos de alta calidad y muy saludables, no solo para su consumo, sino también para su comercialización en los mercados de sus respectivas localidades. Esta labor forma parte de su trabajo como asesor de tecnologías del proyecto Haku Wiñay (Vamos a crecer) del Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social (Foncodes).