Ancianos salvan de morir por cocinar mondongo
Ancianos salvan de morir por cocinar mondongo

La costumbre de dejar la cocina prendida durante la noche para preparar un delicioso mondongo mientras duermen fue la causante de que ahora dos ancianos no tengan donde cobijar para dormir.

Dos ancianos que viven en el jirón 5 de Agosto del barrio de San Cristóbal se salvaron de morir quemados dentro de su vivienda.

Incendió. Como todas las noches de los sábados, Victoria Quispe Montes (71) y Guillermo Curi Arias (76) iniciaron el preparado del mondongo que venderían en un puesto de la feria dominical.

Dejando el fogón con bastante leña mientras reposaban un momento, no se imaginaron que el fuego consumiría rápidamente los troncos y comenzaría a expanderse dentro de la casa por medio de la pila de cartones que estaban cerca de la cocina rústica.

No fue hasta las 23:00 horas que una vecina de los ancianos, los alertaron tocando con fuerza la puerta de la vivienda. La señora, que de casualidad miraba a la calle desde su vivienda, se percató del humo que salía de la casa de los abuelitos y fue a auxiliar a los ancianos.

Arduo. Pese a sus esfuerzos, los ancianos no podían apagar el fuego que aumentaba a cada segundo que pasaba, por lo que llamaron a los bomberos quienes llegaron a las 23:30 horas aproximadamente.

La falta de un hidrante en la plaza del barrio de San Cristóbal obligó al personal de la compañía de bomberos a traer agua desde el sector de Tacsanapampa (inmediaciones del Puente del Ejército).

Fueron 3 viajes que prolongaron la permanencia de las flamas dentro de la casa de material rústico.

Al lugar arribaron policías y serenos que colaboraron con el trabajo de los hombres de rojo evitando que personas se acerquen a las llamas.

Asimismo, efectivos del serenazgo ayudaron a los bomberos a sacar los objetos de valor que quedaron intactos y no fueron consumidos por las llamas.

Llanto. Tras 3 horas y media de trabajo, los bomberos volvieron a las instalaciones de la compañía. Mientras tanto, los ancianos, resignados ante lo evidente, fueron a la casa de sus hijos para ser cobijados. Las lágrimas mostraban su dolor.

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