La introducción de nuevos alimentos es una etapa en la que los padres primerizos deben tener mucho cuidado, ya que, según el Ministerio de Salud, la mayor prevalencia de anemia entre los menores de 3 años ocurre entre los 6 y 11 meses (Foto. archivo)
La introducción de nuevos alimentos es una etapa en la que los padres primerizos deben tener mucho cuidado, ya que, según el Ministerio de Salud, la mayor prevalencia de anemia entre los menores de 3 años ocurre entre los 6 y 11 meses (Foto. archivo)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la anemia como la baja concentración de hemoglobina en la sangre, y su principal causa es la deficiencia de hierro. Se trata de un problema de salud pública global que en nuestro país es especialmente grave. En 2018, el 43.5% de los niños peruanos entre seis meses y menos de tres años de edad padecía anemia. Ese porcentaje, afortunadamente, comienza a caer.

De acuerdo con la Encuesta Nacional Demográfica y de Salud Familiar (Endes) 2019, elaborada por el INEI, Perú logró reducir la prevalencia de anemia en dicho grupo etario hasta el 40.1% el año pasado. Eso significa que más de 43 mil menores han dejado atrás a esa afección, según la ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Ariela Luna Florez.

Para lograr esta disminución, se priorizaron acciones como otorgar suplementos de gotas de hierro a partir de los cuatro meses de edad. Asimismo, se desarrollaron campañas sobre elaboración de alimentos ricos en ese nutriente (entre ellos, la sangrecita), y se intensificaron las visitas domiciliarias a cargo de brigadistas para asegurar que los niños continúen con el tratamiento y los padres de familia reciban mensajes para mejorar la alimentación de sus pequeños.

“Lo que se hizo el año pasado fue girar la estrategia y centrarnos en los bebes más chiquitos, trabajando mensajes con consejería sobre la relevancia de las gotas de hierro desde los cuatro meses. Un cambio bien importante que se dio fue ir a las casas para trabajar con las mamás esas consejerías, para que ellas se vieran estimuladas a darles las gotas a los bebés todos los días, y aprendieran a cocinar nutritiva y saludablemente para cuando sus hijos o hijas tengan seis meses”, destacó la ministra en un comunicado.

Los resultados de este nuevo enfoque fueron especialmente visibles en Pasco y Amazonas, donde la anemia infantil cayó 8.5% y 8.1%,respectivamente. Lima Metropolitana, que representa alrededor del 30% de la población nacional, también tuvo un descenso significativo, de 5.1%. En general, hubo reducciones en todas las regiones, salvo Cusco y Puno, las cuales registraron aumentos de 3.2% y 2.2% (ver infografía).

Cuestión económica

De acuerdo con un estudio publicado por la OMS en 2015, “la anemia por deficiencia de hierro afecta el desarrollo cognitivo y motor, causa fatiga y baja productividad”. Otras investigaciones han revelado que la anemia genera un menor coeficiente intelectual, déficit de atención y afecta negativamente la memoria y el aprendizaje. Todo esto se traduce no solo en un menor rendimiento escolar del niño, sino también en una menor capacidad económica en su vida adulta, lo que a su vez afecta el PBI nacional.

El estudio “Impacto económico de la anemia en el Perú”, realizado por Lorena Alcázar y publicado por el Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade) en 2012, estimó que, en el periodo 2009-2010, la anemia costó a la sociedad peruana aproximadamente 2777 millones de soles, que representaron el 0.62% del PBI. “De este costo, el componente más importante es el asociado a los efectos en la edad adulta de la pérdida cognitiva que genera la anemia en los niños, que alcanza unos 1285 millones que representan alrededor del 0.33% del PBI”, señala la investigación.

Dentro de esos 2777 millones de soles también se contaron los costos por pérdida de productividad y de escolaridad. Además, el Estado gastó 632 millones de soles en lidiar con cuestiones como partos prematuros asociados a la anemia o tratamientos para los niños y para las gestantes.

Lo que estas cifras indican es que la anemia no solo afecta a quienes la padecen, sino que retrasa el propio desarrollo del país al perjudicar su economía. De hecho, un reciente reporte del Banco Mundial estimó que cada dólar destinado a la prevención de la anemia puede generar aproximadamente 12 dólares en beneficios económicos en un periodo de 10 años. En suma, más hierro y sangrecita han de correr en esta batalla contra la anemia, pero también más inversión.