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La avenida Morales Duárez tiene más de 60 años de antigüedad, pero es la más abandonada de Lima. Hoy, en la zona limeña, presenta grandes cúmulos de desmonte y basura a ambos lados de la vía. El tránsito vehicular y peatonal es peligroso.

Los proyectos Línea Amarilla (o Vía Parque Rímac) y el puente Bella Unión, que debían ser la cura, se convirtieron en la enfermedad.

Las 33 cuadras limeñas de Morales Duárez muestran los efectos. Tras siete años del inicio de las obras, solo hay un avance del 35%, con casas destruidas, bermas desérticas y un arco de cemento que es un monumento a la nada. Ahora solo ostenta avisos de fiestas de cumbia.

Para implementar la vía expresa Línea Amarilla, la empresa Lamsac debía desalojar a 10 mil personas del margen izquierdo del río Rímac.

Descuidada. Ante la resistencia vecinal, la exalcaldesa Susana Villarán mandó a talar 300 palmeras ubicadas entre las cuadras 23 y 33 de Morales Duárez como un aviso de que se iniciaban las obras.

“La vía se convirtió en un botadero de basura, con perros muertos incluidos. Organismos del ambiente protestaron y tuvieron que limpiarlo”, comentó Manuel Osorio, dirigente del AA.HH. 9 de mayo.

“Abrieron zanjas en la pista y como se llenó de desmonte, lo cerraron, pero quedó la polvareda”, dijo María Tovar, subdirectora del colegio Abraham Zea.

La paralización de dos proyectos viales han terminado por generar el caos vehicular en sus vías y convertirla en una zona que parece bombardeada por el enemigo.

Pero eso es solo una fracción de su realidad. Pese a estar a media hora del Centro de Lima, la Morales Duárez tiene 16 asentamientos humanos con propietarios y posesionarios, y muchas vías sin pistas ni veredas.

Abandono. Otro problema álgido era el retiro de 1500 predios. A la fecha solo quedan 300 por resolver.

Inicialmente, Lamsac negoció directamente con los vecinos. A los propietarios se les ofrecía la expropiación del predio por $30 mil y a los posesionarios, una reubicación a departamentos de 60 metros cuadrados. Como fue aceptada parcialmente, hoy se aprecia la obra paralizada y varias casas demolidas.

Expropiación. La negativa de aceptar $30 mil por su predio vino de aquellos que tenían casas de 120 metros y dos plantas que consideraban una tasación mayor.

Sara Guede, dirigente del AA.HH. 2 de Mayo dijo que el trazo inicial incluía las casas ubicadas a 25 metros de la orilla del río, pero luego varió el metraje a 40.

“Un día decían que eras afectado, al otro no. Pedimos el criterio de tasación, pero no lo sabían. Pedimos el trazo definitivo y dijeron ‘no hay’”, comentó.

Explicó que la Gerencia de Promoción de la Inversión Privada (GPIP) de la comuna limeña debe dar los expedientes a la Dirección Nacional de Construcción (DNC) para la tasación y tras ser aprobado en sesión de concejo, se remite la notificación.

Sin embargo, trascendió que de 120 expedientes, solo tres fueron aprobados para la expropiación.

Foja cero. Voceros del municipio de Lima dijeron que junto a Línea Amarilla están en un “proceso de identificación de espacios públicos” para determinar qué casas se pueden expropiar y cuáles no.