Una operación policial logró desarticular una organización criminal que operaba desde Challapalca y brindaba servicios de internet a reclusos de centros penitenciarios como Aucallama (Huaral), Lurigancho (Lima) y Tacna. La línea directa con el delito fue desconectada la noche del jueves.
Según el programa dominical de Cuarto Poder, los mismos presos montaron una conexión clandestina en el penal de Huaral y se conectaba con otros centros penitenciarios.
Un audio reveló que el ingeniero electrónico Juan Huaringa Bejarano recluido en Lurigancho coordinó con Miguel Zafra - padre del interno Jhon Zafra, los detalles finales de la instalación de una antena de alto alcance en un terreno desocupado cerca del penal, el cual era vigilado por Alex Cabrera Bautista, otro miembro de la red criminal.
Cada coordinación tenía su precio. Algunos depósitos realizados a la cuenta de Juan Huaringa destapa como los familiares de los reos pagaban sin cuestionar, los cuales iban entre 1500 a 6500 soles.
“Se está montando la base y se está configurando el router para obtener internet de bitel en Aucallama y de ahí poner los enlaces para el espejo y el wifi”, escribe Juan Huaringa. “En pocas palabras, Aucallama ya está listo para su señal”, responde Jhon Zafra.
Una vez instalado el sistema, se realizaban los cobros mensuales, bajo ciertos “paquetes de internet”.
El general Juan Mundaka, jefe de la región policial Lima Norte, afirmó que las llamadas extorsivas aumentaron un 29% en la zona, ejecutadas exclusivamente vía WhatsApp desde esa conexión.
En esta operación, agentes policiales siguieron el caso y cayeron Alex Cabrera, guardián de la antena clandestina; Miguel Zafra (coordinador de la organización), padre del reo Jhon Zafra.
El fiscal de crimen organizado José Silva confirmó que la red buscaba expandirse hacia el norte del país, específicamente en Trujillo. “Es bastante alarmante porque ya están haciendo llamadas por WhatsApp. Ya se está perfeccionando el crimen dentro del centro penitenciario”, afirmó.
Los agentes hallaron televisores, cables y múltiples antenas, pero el hallazgo clave fue la instalación externa que conectaba directamente con el penal. Una conexión que mantenía operativa una organización criminal desde dentro de la cárcel.
Esto revela que el crimen organizado sigue encontrando formas para operar desde las cárceles del país. A pesar de los bloqueos de señal y los controles penitenciarios, una red ilegal de internet permitió a los internos del penal de Huaral continuar con sus actividades delictivas.
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