En las redes sociales la noticia se convirtió en viral. El Bar Juanito de Barranco anunciaba, desde su página de Facebook, su reapertura. "Se puede llorar", escribía un usuario de la red social. Convencido con que al fin volverían sus memorables noches de pisco y cerveza. Emoción, nostalgia, era en suma lo que le traía la noticia. "Mi vida tiene sentido de nuevo", exageraba otra joven y caía en los recuerdos de noches de brillo, chilcanos y literatura nocturna. El 'fanpage' del bar de la familia Casusol era un cúmulo de recuerdos, una bitácora escrita con decenas de manos ansiosas de bohemia diaria, como antaño.

"Ya tenemos más de dos mil 'amigos' de Facebook", le comenta César Casusol a su hermano Juan mientras ultimaban los detalles de la reapertura del bar que fundó su padre, Juan Casusol, en 1937.

Es el sábado previo a la inauguración -que empezó con una homilía familiar el lunes 6 y el reinicio de la atención, el martes 7-. Y parte de la familia se encuentra reunida, trabajando. Nietos, sobrinos y hermanos limpian las mesas, terminan de pintar paredes y algunos estantes. Afinan el nuevo local. Porque -finalmente- es eso. Un nuevo local.

El Bar Juanito de la avenida Grau 274 cerró el 28 de junio de 2011. Y esta semana volvió pero en Grau 270. Es decir, en la puerta de al lado. Es un local mellizo a la antigua sede, con la misma arquitectura y -según la familia- con la misma identidad.

"Esta es una nueva etapa, es la continuidad de la tradición", explica César Casusol mientras recorre las instalaciones con paredes blancas y celestes, repisas de madera, mesas de una austeridad franciscana y con un bar repleto de pisco, whisky y vodka, además de un techo con vitrales como de iglesia y un espacio para el busto del patriarca y fundador.

"Se reabre la catedral de los bares", dice César con emoción.

La frase no es suya. Sería un exceso de vanidad. Así que se la atribuyen a René Perez, 'Residente', el vocalista de Calle Trece, que en 2011 visitó el mítico bar junto a su agrupación y publicó la foto en su cuenta de Twitter con la frase: "¡Esto sí es una barra! ¡Pide que hay! Perú, Barranco". Pronto la imagen invadió las redes sociales y sirvió para alimentar más la fama del ya conocido bar limeño.

SEGUNDO TIEMPO. Ocurre que el Bar Juanito se convirtió en sus 76 años de historia en punto de encuentro de importantes personajes. 'Residente' solo fue uno de ellos. Más moderno, más mediático, más turista, si quieren. Pero se habla -con grado de mito- de otros personajes más ligados a las letras o el arte. Tal vez con un tono más local. En la lista de recuerdos aparecen Martín Adán, José María Eguren, César Moro, Julio Ramón Ribeyro y Víctor Humareda, por mencionar solo algunos.

Pese a la emoción que embarga a quienes se encuentran detrás de este proyecto, la familia prefiere no entrar en detalles al recordar el cierre del antiguo local. Este dejó de atender cuando el patriarca falleció a los 97 años, en 2011. Luego llegaron disputas entre algunos miembros del clan, en las que no vale la pena entrar. Así, tras permanecer dos años y medio cerrado, el proyecto continúa.

"Hoy la idea es que el negocio familiar se mantenga. En Juanito ya intervienen tres generaciones. Nosotros los hijos, y ahora los nietos", dice César Casusol, quien es gerente general, junto a Juan, su hermano, que hace las veces de gerente de compras y su nuevo socio Luis Salcedo, el subgerente, quien entregó el nuevo local para la reinauguración del Juanito.

Tres generaciones, no es poco. Giannina Paz Casusol es chef y quien se encarga de la cocina. La cocina es una novedad. Dejó de funcionar en 1964, reabre 50 años después. Ahora la carta consta de siete platos, todos basados en comida criolla, pastas, maridajes de piscos y cervezas.

"Es un trabajo duro", reconoce Giannina, quien cuenta que el bar abre a las 11:00 a. m. y cierra a las 3:00 a. m. "Ya estamos acostumbrados a ese ritmo", la motiva César Casusol, heredero de un apellido ligado a la tradición de la noche barranquina.

Y con la cocina se potencia la nostalgia. Pues a la nueva carta se suman los ya clásicos sándwiches de salame, jamón inglés, jamón del norte, jamón del país, asado, queso y aceituna, que volverán para salvar estómagos hambrientos presas de la 'bajada' que se siente varios brindis después. Y al hablar de eso retornan los recuerdos familiares. Las noches en las que se animaban las conversaciones, sin música de fondo, pero sí con poesía. O con el recuerdo de 'Motita', el mozo cinéfilo amante de las grandes películas de Charles Chaplin, o las noches de bailes espontáneos de Julio Ramón Ribeyro.

Y así están las cosas con el retorno del mítico bar. El que para la familia es símbolo de perseverancia. El padre fue en 1937 socio de Luis Queirolo, quien le traspasó el local cuando el futuro dueño del Juanito cumplía los 25 años y comenzó la historia que -aseguran César y Juan Casusol- es el resumen de una vida honrada, dedicada al trabajo y cariño hacia las personas.

"Este es el mismo Juanito, con la misma gente, tradición y sazón", afirman, en pared, los hermanos y su socio Luis Salcedo, haciendo eco del eslogan del distrito para graficar esta nueva etapa: "Barranco vuelve a sonreír", dicen tras la reapertura de este bar que parece detenido en el tiempo y que promete noches de chilcanos, pisco y vermut. ¡Salud! Fotos: Víctor Vásquez

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