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Celos que matan. “No te metas con mi sobrina, porque te las verás conmigo”, le advirtieron antes de que los celos del tío tomaran la forma de un cuchillo y se clavaran cuatro veces en su cuerpo, matándolo sin remedio.

Kevin Joel Aponte Lupú, de 22 años, llevaba un año de convivencia con una piurana y ambos habían procreado una hermosa criatura de 9 meses de edad. Sin embargo, en el Día de Todos los Santos intentó seducir a una agraciada jovencita que conoció en una picantería del asentamiento humano Nuevo Castilla.

Su osadía le costó muy caro, pues el tío que lo amenazó era un hombre de pocas palabras y más acción: lo buscó cuando ya se retiraba del lugar y lo atracó con un cuchillo de cocina.

Lo apuñaló 4 veces. Especialistas del Instituto de Medicina Legal de Piura contabilizaron hasta cuatro estocadas en su cuerpo, una de ellas de necesidad mortal que le seccionó la vena yugular y lo mató por desangramiento.

El horrendo crimen, que se comenzó a gestar de la nada, ha sido atribuido por las autoridades policiales al desmedido consumo del alcohol y el desenfreno provocado por la ira del homicida: Segundo Zeta Sullón, un sechurano de 35 años hábil en el manejo del cuchillo y dispuesto a vengar con sangre cualquier afrenta.

Borrachera fatal. Antes de desencadenarse el hecho de sangre, retador y asesino se habían enfrascado en una tonta disputa por la chica del bar de una mujer conocida como “La chola”.

Testigos dijeron a Correo que el muchacho llegó al bar a eso de las 3 de la tarde y bebió con su hermano mayor, Edgar, hasta pasadas las 5.

Las cervezas iban y venían, y en el interín el joven se sintió más motivado para molestar a la guapa muchacha que estaba en el mostrador junto a su celoso tío.

“Hola mi amor”, fue lo primero que le dijo al llegar y cada vez que podía le prodigaba miradas en señal de enamoramiento. Eso despertó la ira del furibundo tío, hermano de la propietaria, que no aguantó tanta osadía y decidió encarar al malcriado para que no siga molestando a su sobrina.

Lo que este hombre desconocía, al parecer, es que el muchacho conocía a la guapa mujer y le gustaba molestarla, además de que ya tenía pareja y un hijo pequeño.

Ya borrachos, tío y “galán” se fueron a las manos y protagonizaron una pelea en el interior de la picantería. El incidente no hubiera pasado a mayores si no fuera porque el tumbesino se mostró desafiante y le alcanzó a decir: “Vas ver, me voy a llevar a tu sobrina”.

Fue su sentencia de muerte, pues cuando abandonaba el lugar Zeta Sullón lo siguió armado de un cuchillo y sin que le dé ninguna opción a defenderse lo apuñaló repetidas veces. Una herida le perforó el pecho, otras dos la parte baja del abdomen y la última le cercenó el cuello.

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