Imagen
Imagen

El cardenal  arremetió contra la famosa “ley de geolocalización”, que permite a la Policía rastrear un celular sin orden judicial, al sostener que “no es fácil quitarse de la cabeza” que esa norma puede ser utilizada para interceptar las comunicaciones.

El prelado, quien recordó que Estados Unidos tiene su “comunicación intervenida con toneladas de información guardada”, dijo “tener sus dudas” de que esa ley sea benéfica en un contexto electoral, donde hasta las extorsiones están politizadas.

Más bien pidió, en RPP, no caer en el “facilismo” de intervenir todos los teléfonos y recomendó “estimular la presencia policial” en las calles contra la delincuencia.

Sin chuponeo. El primer ministro, Pedro Cateriano, quien estuvo invitado en la misma emisora que  aclaró que la norma permite ubicar un celular en caso de fragante delito, no en levantar el secreto de todas las comunicaciones.

“No vamos a conocer los mensajes, no vamos a poder interceptar textos de comunicación”, aclaró.

Sostuvo que por muchos años, la Policía trabajó en el tema con fiscales y no hubo denuncias.

Sin embargo, la abogada Fabiola Fátima Atoche desvirtuó la afirmación de Cateriano al sostener que esa ley obliga a las empresas de telecomunicaciones a almacenar hasta por 36 meses una serie de información de cualquier ciudadano. No solo los que están bajo sospechas de delito.

“El tener toda esa información por meses es una vulneración grave”, dijo.

El abogado experto en tecnología Abel Revoredo advirtió que el secreto de las comunicaciones incluye el mensaje y los datos técnicos. Sin embargo, la ley ha dividido en dos un derecho constitucional, vulnerando los datos técnicos.

Defensa. El exministro Daniel Urresti dijo que Cipriani es “un cura y no un ingeniero en telecomunicaciones”.