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Las negociaciones sobre la forma en que el mundo debe cambiar sus políticas para detener el cambio climático, en el marco de la, entraron ayer a su fase final.

Y es que se espera que el documento borrador que el próximo año se llevará a París esté listo hoy, al cierre de la (COP 20).

ALISTAN BORRADOR

Tras sostener una reunión de alto nivel en el Día de la Acción Climática de Lima, ayer, el presidente de la República, , se mostró optimista de que los preacuerdos estén consolidados por la tarde, pese a que algunas negociaciones avanzan a paso lento.

“Un documento que no es solamente un borrador, es un documento vinculante que nos permita cumplir estas expectativas (…) Todo el mundo está pendiente de lo que pase en esta COP”, señaló.

Sin embargo, la presidenta pro témpore de la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC), Giovanna Valverde, estimó que las conversaciones podrían alargarse hasta la medianoche de mañana, sábado, pues, dijo, todavía hay acuerdos por tomar en el segundo grupo de trabajo.

“Un día más podría extenderse. No creo que más allá de la medianoche del sábado. Nos tocará trabajar las veinticuatro horas”, comentó.

LOS COMPROMISOS

Asimismo, Valverde adelantó que en las sesiones sostenidas durante los últimos once días, la Unión Europea se comprometió a reducir su emisión de gases invernadero en un 40% al 2030, mientras que Estados Unidos en un 25% al 2015.

Sin embargo, manifestó, todavía se espera que  sea más específica y se ponga una meta cuantitativa al 2030, año en la que alcanzará su mayor pico en emisión de CO2.

“Yo creo que son buenas señales, pero hay que definir cosas clave como la información que todos los países tienen que presentar en el primer semestre del año entrante”, expresó.

La representante de AILAC también destacó que las naciones de América Latina han ocupado un lugar importante en la , pese a que son los que invierten gran parte de su Producto Bruto Interno (PBI) en adaptarse a “las consecuencias que los países desarrollados generan con la emisión de gases efecto invernadero”.

“Los países de esta parte de la región también han aportado al Fondo Verde en la medida de sus posibilidades. Y eso hace ver que es un esfuerzo de todos”, resaltó.

Acotó, además, que el Fondo Verde haya logrado recaudar a la fecha 10 mil millones de dólares, lo cual, dijo, es una buena señal para alcanzar los 100 mil millones de dólares al 2020, que se destinarán a financiar las acciones de mitigación y adaptación del cambio climático en los países de desarrollo.

A esto se suman los 200 mil millones de dólares que, según el secretario general de la ONU, los países y las entidades financieras han comprometido para el 2015.

“Debemos ayudar a asegurar que todos estos esfuerzos estimulen el impulso para el cambio y que todos los compromisos se apliquen plenamente. Hay que actuar con urgencia para mantener el aumento promedio de la temperatura global por debajo de 2 °C (el límite acordado internacionalmente)”, advirtió Valverde durante la sesión de alto nivel.

MIEDO A INVERTIR

Por su parte, el expresidente de México y director de la Comisión Global de Economía y Clima, Felipe Calderón, reveló que uno de los principales obstáculos para luchar contra el calentamiento global es que existe una percepción general de que mitigar estos cambios implica un elevado costo que ni los gobiernos ni las empresas quieren asumir.

Por ello, instó a los mandatarios a buscar el crecimiento económico invirtiendo en medidas que permitan sumar esfuerzos en esta dirección.

En esa línea, Calderón propuso cambiar tres ejes básicos.

El primero se centra en desvincular los sistemas energéticos de las emisiones de carbono, pues “gracias a la innovación y a la tecnología podemos usar energías renovables con los costos más bajos de la historia”.

El segundo punto, consideró, es cambiar el modelo antiguo de ciudades como

Lima y , que se concentran en el uso de vehículos personales, “provocando la pérdida de tiempo y productividad para las personas”.

La tercera estrategia es crear una nueva revolución verde en el uso de los suelos que elimine la deforestación para el 2030 y restaure 500 millones de hectáreas de bosques degradados.

“Hay que ofrecer alternativas económicas a las comunidades indígenas que viven en estas zonas para que ayuden a conservar los bosques. Todo suma”, aseguró.