Masacre en Pataz tenía un único objetivo, robar las 200 toneladas de oro. Foto: Difusión.
Masacre en Pataz tenía un único objetivo, robar las 200 toneladas de oro. Foto: Difusión.

Han pasado dos semanas desde la masacre de 13 mineros en Pataz, región de La Libertad, y los testimonios comienzan a revelar que no se trató de un secuestro ni de un intento de rescate, ya que no hubo negociación para liberar a los trabajadores.

El empresario Segundo Cueva Rojas, dueño de Limbar SAC, que trabaja para la mina Poderosa, propietaria de los yacimientos, reveló cómo ocurrió la emboscada que terminó con la vida de 13 personas en un socavón de Pataz.

Reveló que no recibió ningún pedido de rescate. “Nunca nos llamaron para pedir dinero ni negociar”, indicó, por lo que el ataque no fue para extorsionar, sino para apoderarse de las 200 toneladas de mineral acumuladas.

Desde el dominical de Cuarto Poder, Segundo Cueva contó como la llamada telefónica pasada la medianoche del 25 de abril, quebró la calma, pues se reportó que 13 trabajadores quedaron atrapados en el socavón Santa María.

HECHOS

“Cuando llegué, me encontré con los accesos bloqueados y con mi personal retenido. Los atacantes habían tomado el control total”, declaró.

Explicó que los atacantes lanzaron humo de llantas para reducir la visibilidad y dispararon sin tregua. Las voces de auxilio se escucharon durante horas, pero luego se perdió toda comunicación y solo días después, al retirar el muro de acceso, se hallaron los cadáveres.

Manifestó que al interior del socavón, 20 trabajadores laboraban bajo la custodia de una fuerza de seguridad informal contratada por José Ramiro Lozano Peche alías “Técnico” y “Rec”. Tras el atentado, 13 no consiguieron escapar.

Expresó que Libmar invertía entre 80 mil a 100 mil soles mensuales por el servicio de seguridad. Además, la supuesta empresa RyR no existía, pues Cueva Rojas admitió que esa sigla era solo una clave interna de paso entre instalaciones. “Técnico” desapareció tras la masacre.

Asimismo, confirmó que los videos en el que se observa el ataque a los 13 trabajadores sí es real, por lo que evidencia la falta de control en esa zona.

Por su parte, Cueva ha asumido el apoyo a las familias de los fallecidos.

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