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Cuando el pequeño Benjamín cumplió dos años de edad, su madre, Lourdes Mendoza, tuvo que dejar su natal  para viajar a Lima en busca de una solución a la extraña iluminación blanquecina que crecía en la retina del ojo izquierdo de su hijo.

Meses antes, un médico le dijo que se trataba de un extraño mal y que debía ser tratado inmediatamente en la capital. Al llegar a Lima, en octubre de 2012, la madre y su esposo se dirigieron a un hospital público, pero la huelga de médicos de ese entonces impidió que Benjamín sea atendido.

Lourdes recuerda que juntó todos los ahorros que tenía para que el segundo de sus tres hijos pueda ser atendido en una clínica, donde finalmente le diagnosticaron retinoblastoma, un cáncer ocular que se desarrolla en la retina del ojo y que puede visualizarse como una iluminación en la pupila.

CÁNCER POR PLOMO. “Mi esposo y yo sentimos que el mundo se nos caía encima. Nos dijeron que tenían que sacarle el ojo, porque el cáncer podría llegar al cerebro. Benjamín parece un viejito. Se le nota bien por fuera, pero por dentro tiene cáncer en varias partes del cuerpo”, dice Lourdes, quien asegura que fue la exposición al plomo lo que hizo que su hijo termine mal.

Al igual que Benjamín, decenas de niños del distrito de Simón Bolívar, en , viven dramáticos momentos. Un grupo de ellos llegó hasta la sede del Ministerio de Salud (Minsa) junto a sus madres para protestar contra la actividad minera, la cual ha contaminado su organismo hasta con 10 metales pesados, como plomo, cadmio, arsénico, cadmio y mercurio.

TÓXICO MINERAL. Un estudio realizado entre setiembre de 2016 y junio de 2017, elaborado por el experto Flaviano Bianchini (de la Universidad de Pisa y Source de Italia) y la Municipalidad de Simón Bolívar, concluye que las muestras de cabello de 82 niños, de entre 6 a 15 años, del centro poblado de Paragsha, poseen de 4 a 10 metales pesados que “son sustancias tóxicas y cancerígenas capaces de causar daño en la salud física y mental” de los niños, señala el informe.

A menos de 20 metros de la vivienda de Juan Carlos Taquire Espinoza (18), cerros artificiales formados por los residuos mineros de las empresas mineras acumulados por varias décadas son parte del paisaje gris de la otrora capital minera del Perú.

Taquire Espinoza, quien ahora cursa el cuarto año de secundaria, asegura que sufre de mareos en la cabeza y dolores en varias partes del cuerpo. “A veces boto sangre por la nariz”, cuenta mientras enseña sus pequeñas manos dañadas por la aplasia medular, que entre sus causas más frecuentes están los agentes tóxicos ambientales.

Cerca de la carpa improvisada que armó Taquire Espinoza en el frontis del Minsa, se encuentra Norma Ramírez junto a sus dos pequeños hijos, a quienes también se le ha diagnosticado la presencia de metales pesados en la sangre, lo que ha provocado que los menores no entiendan las clases o simplemente olviden lo que aprendieron un día antes en el colegio.

Tanto Norma Ramírez como Lourdes Mendoza llegaron a Lima en una marcha de sacrificio para pedir la inmediata solución a las enfermedades que aquejan a sus hijos y familiares, quienes ahora padecen cáncer y otros males. Mientras que Juan Carlos solo pide que los doctores ya no le den paracetamol, sino otras medicinas que le calmen el dolor para poder terminar la secundaria y estudiar computación.

CIFRA

13,681 habitantes viven en las zonas rurales y urbanas de Simón Bolívar, según el censo de 2007.

2012 año en que el Poder Ejecutivo declara en emergencia ambiental, por 90 días, a dos poblados de Simón Bolívar.

Ejecutivo

Medidas contra la contaminación

El Gobierno anunció ayer que el Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado transfirió más de S/50 millones para el inicio del proyecto de remediación ambiental del distrito de Simón Bolívar. En tanto, el pasado viernes, el Minsa declaró en emergencia sanitaria a Chaupimarca y Simón Bolívar por la contaminación de plomo.

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