En el valle del Río Perené está la catarata Boca Tigre, es un lugar mágico, con dos caídas de agua de más de 50 metros, arco iris y rodeada de vegetación.
A este lugar, pueden llegar los exploradores, gracias al esfuerzo de un emprendedor Edgar Gonzáles Huarcaya, que con su propio trabajo abrió camino a este enigmático lugar que ahora es un atractivo turístico imperdible de la Selva Central.
rememora. Como si fuese Indiana Jones, Edgard Gonzáles exploró esta zona, y junto a su familia surcó el camino con maquinaria, colocó barandas con madera para que los visitantes tengan donde sostenerse. Desde allí la vista es hermosa, se aprecia una frondosa vegetación y un cielo azul.“Hace 7 años, trabajamos, personalmente tuve que hacer los accesos no recibí ningún apoyo, pero lo conseguí”, comentó.
Para llegar son 35 minutos en bus por la carretera marginal desde La Merced y luego una breve caminata, que es acompañada por Edgard.
Boca Tigre es un nombre ancestral, porque allí se dice que habitaron animales salvajes, antes de la llegada del hombre. Además así le llamaban a la zona los conductores que circulaban por la carretera marginal.Otra leyenda, menciona que antiguamente existió un nativo, que era caníbal y los pobladores, lo capturaron y llevaron a una cueva en una montaña a la que pusieron el nombre de Boca del Tigre.
La catarata tiene 55 metros en la segunda caída de agua y 50 metros en la primera caída, esta rodeada de rocas, donde se suben los visitantes para obtener las mejores fotografías. Además de 120 cascadas.
El director regional de Turismo, Julio Abanto destacó los retos de los emprendedores para consolidar una ruta turística que va desde hacer los accesos y brindar los servicios.