Los recientes movimientos sísmicos en la capital han reactivado una preocupación clave: ¿qué tan preparadas están nuestras escuelas para enfrentar una emergencia y garantizar la continuidad del aprendizaje en un entorno seguro? En el Perú, miles de instituciones educativas presentan deficiencias en infraestructura y carecen de planes de contingencia, exponiendo a millones de estudiantes a riesgos físicos y a afectaciones emocionales que impactan directamente en su proceso de aprendizaje.
“El temor persiste en niñas, niños y adolescentes días o semanas después de una emergencia, afectando su concentración, bienestar emocional y conexión con el aprendizaje”, señaló Víctor García, representante país de Plan International en Perú, quien destacó que la emergencia no finaliza cuando cesa el temblor.
Proyecto “Horizontes Seguros” fortalece escuelas resilientes
Frente a esta realidad, el proyecto multipaís “Horizontes Seguros: alianza andina para una educación resiliente a los desastres”, liderado por Plan International y financiado por la Unión Europea a través de ECHO, busca fortalecer la preparación de las escuelas ante emergencias, así como el acompañamiento socioemocional de docentes y estudiantes.
En Piura y Tumbes, la iniciativa ha permitido que más de 230 estudiantes reciban refuerzo escolar en contextos de emergencia y 270 docentes sean capacitados en la implementación de planes de gestión de riesgo, primeros auxilios psicológicos y estrategias de contención socioemocional. Además, se han actualizado planes de contingencia y realizado simulacros en 13 instituciones educativas.
“Una escuela segura no es solo la que resiste una emergencia, sino aquella donde las y los estudiantes se sienten protegidos física y emocionalmente, incluso en medio de la adversidad”, destacó García.
Una respuesta integral: infraestructura, bienestar y continuidad educativa
Además del refuerzo en infraestructura, la propuesta busca formar espacios protectores emocionalmente, capacitar a docentes en apoyo psicoemocional y mantener rutinas de aprendizaje que fortalezcan la resiliencia en situaciones de crisis, garantizando así el derecho a una educación integral, incluso en emergencias.
En un país expuesto a desastres y con impactos crecientes por el cambio climático, asegurar escuelas resilientes no solo permite salvar el año escolar, sino también construir una educación que prioriza la seguridad, la salud emocional y el bienestar de cada estudiante.