Texto: Karen Espejo

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Alfredo duerme al lado derecho de la cama. Juan Carlos al izquierdo. A los pies se acurrucan tres de sus siete perros –algunos comprados, otros rescatados de la calle–. Lo primero que hace Alfredo al despertar es limpiar la casa. Lo primero que hace Juan Carlos es entrar al Facebook. Alfredo es renegón. Juan Carlos bromea todo el día. Ambos sueñan con mudarse a orillas del mar. Con casarse. Con ser libres de acariciar la mano del otro si cruzan la acera. Conviven desde hace 35 años.

Las paredes de la sala son negras, salpicadas con fotos coloridas de Juan Carlos Ferrando y Alfredo Caballero, recuerdos de sus perros, de sus viajes, y del padre del primero, Augusto Ferrando, un ícono de la televisión peruana. Todo lo que los rodea: los tres pisos de esta casa en el Callao, los muebles, las cortinas, los reflectores, todo, lo compraron con el trabajo de ambos como productores de videos musicales y de eventos.

Pero si uno de los dos muere, el otro se quedaría en la calle. El Estado peruano no ampara los derechos de las parejas del mismo sexo. Así convivan tres décadas. No existen. Así de fácil.

DE CARA CON LA REALIDAD

El 21 de octubre de 2013 Juan Carlos sintió un cosquilleo en el brazo izquierdo. Lo estaban maquillando como 'tío Lucas' para un 'sketch' de El especial del humor en Frecuencia Latina. Las manos no le respondían. Juan Carlos sabía que tendría un ataque. Unos minutos y vino lo peor: infarto cerebral en el tálamo.

Por suerte, Juan Carlos superó el infarto. Perdió la sensibilidad en la mitad izquierda del cuerpo, pero recuperó la movilidad con terapias agresivas que duraron meses. De la silla de ruedas pasó al andador, y de ahí, a caminar lentamente y con ayuda.

Pero ¿qué pasaba si él moría?, preguntamos. "Todo se acababa. Yo no pintaba nada, y punto, me botaban", asegura Alfredo. ¿Y sus bienes? "Pasaban al familiar más cercano. En este caso su tía, una persona que le ha robado a sus propios seres queridos. ¿Crees que eso hubiera sido justo? –refuta Alfredo–, esa es una de las tantas razones por las que queremos casarnos". Fotos: Christian Salazar / Víctor Vásquez

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