La alerta epidemiológica por fiebre amarilla se extiende en la región. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), entre el 1 de enero y el 12 de abril de este año, se han confirmado 189 casos en países como Brasil, Colombia, Perú y Bolivia, con un saldo de 74 muertes. En Perú, el número de afectados asciende a 33 casos confirmados, de los cuales 12 personas han fallecido.
Los datos más recientes muestran que el 90 % de los casos peruanos son varones y que el grupo etario más afectado es el de jóvenes entre 18 y 29 años. En paralelo, en Ecuador, las autoridades han reportado 321 casos sospechosos, intensificando la preocupación regional.
¿Qué es la fiebre amarilla y cómo se transmite?
La fiebre amarilla es una enfermedad viral transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti, el mismo vector del dengue y el zika. La doctora Sofía González Collantes, especialista en enfermedades infecciosas de la Clínica Stella Maris, advierte que los síntomas iniciales incluyen fiebre, dolor muscular, fatiga, náuseas y vómitos. Sin embargo, un 15 % de los pacientes desarrolla una forma grave que puede provocar daño hepático, renal, hemorragias internas, coma y muerte entre el séptimo y décimo día.
¿Cómo prevenir la fiebre amarilla?
La medida más eficaz es la vacunación preventiva, subraya la Dra. González. “Una sola dosis protege de por vida y es obligatoria para personas entre 9 meses y 59 años que viajan o viven en zonas endémicas. Debe aplicarse al menos 10 días antes del viaje”.
Otras medidas clave incluyen:
- Uso de repelentes con DEET, especialmente en zonas tropicales o rurales.
- Vestimenta protectora: ropa que cubra brazos y piernas.
- Dormir con mosquitero: ideal en áreas sin aire acondicionado o mallas protectoras.
- Eliminar criaderos de mosquitos, como recipientes con agua estancada.
¿Qué hacer si presentas síntomas?
Si presentas síntomas compatibles o has estado en zonas de riesgo, acude de inmediato a un centro de salud. Aunque no hay tratamiento específico, una atención oportuna reduce complicaciones. El virus permanece activo entre 3 y 6 días, durante los cuales puede contagiar a otros mosquitos, aumentando el riesgo de propagación.
La Dra. González aclara que no solo los residentes de zonas selváticas están en riesgo, sino también quienes viajan sin estar vacunados: “El repelente no sustituye a la vacuna. Es indispensable inmunizarse para estar verdaderamente protegido”.