Francisco Ángeles: "El escritor ya no reflexiona sobre literatura"
Francisco Ángeles: "El escritor ya no reflexiona sobre literatura"

Seis años después de presentar su primera novela (La línea en medio del cielo, 2008), el escritor peruano Francisco Ángeles nos entrega su último libro, Austin, Texas 1979 (Animal de invierno), en el que narra la historia de un joven que sufre los embates del divorcio y recurre a un psiquiatra para superar su crisis.

Sin embargo, Pablo, el protagonista, solo conseguirá curar sus "heridas" con la hija del terapeuta, una joven lujuriosa que busca vengarse de su padre acostándose con los pacientes que atiende, y sacrificando al conejo que el matrimonio crió.

En diálogo con Correo, el autor, que actualmente vive en Filadelfia y enseña literatura en la Universidad de Pensilvania, nos habla de su perspectiva como escritor y qué esperar lograr en este oficio.

¿Esta novela parte de una experiencia personal?

Personal, sí, porque todos los temas y sensaciones que están retratados allí, que son de frustración, de depresión, de dificultades para instalarse en el mundo, de cuestionamientos sobre si uno está haciendo bien con su vida o no, de deseo de transformación, de deseo de cambiar, de ser otra persona, todas esas cosas son verdad, las he sentido, pero no es autobiográfica.

¿Por qué te demoraste tanto en tu segunda novela?

Bueno, he estado muy metido en lo académico estos últimos años. He estado leyendo mucha teoría, mucho menos literatura, y no me propongo hacer una carrera. Para empezar, ser escritor es una carrera para muy pocos, probablemente. Yo tampoco lo deseo. Yo creo que a mí no me gustaría ser un escritor a tiempo completo, alguien que viva de sus libros.

¿Por qué?

Porque me parece una actividad muy solitaria y yo soy un tipo que necesita de contacto social, a pesar de que también me gusta mucho la soledad. Yo creo que no podría vivir solamente escribiendo, aunque ganara mucho dinero con eso, que no es el caso, por supuesto, porque necesito tener otra actividad. Yo seguiría enseñando, supongo. Dedicarme solo a escribir no me parece tan rico. Nunca me planteé que mis novelas tengan que salir cada dos años, La novela (Austin, Texas 1979) salió en el momento que tenía que salir. Últimamente he estado muy interesado en teoría política y muy vinculado a grupos de discusión sobre cuestiones teóricas en Estados Unidos, y la escritura de ficción estaba en un segundo plano.

¿Cómo logras convivir con tu actividad académica y pensar también en tus proyectos de ficción?

Yo siempre he tratado de ser optimista y pensar que se pueden hacer las dos cosas, pero me doy cuenta también de que sí se puede, pero hasta cierto punto. Hay que sacrificar.

Entonces, en el futuro te ves más en lo académico...

No, en las dos cosas, como ahora. Hay una conexión muy cercana. A mí me gustaría ser un tipo de escritor que acá no es muy común, un escritor intelectual, que pueda hablar de cuestiones bastante profundas intelectualmente, porque me da la impresión de que los escritores de ahora están convencidos de que no tienen que decir nada, como si eso fuera una virtud. Son escritores y ya. No hay debate. Parece que el escritor se ha convertido en una figura vacía, no hay mucha reflexión sobre lo que ocurre en la producción literaria. A mí me gustaría ir a la contra de eso.

¿Crees que eso puede cambiar?

Sí. Suena ambicioso decirlo, pero a mí me gustaría ser como el punto de partida para crear un tipo de escritor que yo creo que en el Perú no ha sido muy común, que tenga una fuerte formación teórica y sea capaz de leer la literatura con más profundidad y pueda plantear temas que se discutan, pero sin dejar de ser un escritor de ficción. Y eso no implica tener que ser un escritor oscuro. Al contrario. Siempre digo a partir de ese lugar, de mucha complejidad teórica, me gusta contar cosas sencillas. Me parece que para poder escribir en "fácil", en lo que parece fácil, hay que pasar por lo complejo, porque sino sale una tontería. Yo siento que ahora tengo suficientes lecturas, suficientes años de vuelo, de reflexión y de crítica, como para poder escribir sobre el amor. Hace diez años no lo hubiera podido hacer. Hubiera sido una cojudez. Quiero que se discuta la literatura, pero no en términos de estilo, sintaxis, influencias, no, a mí me gustaría que se discuta la función de la literatura en la sociedad. También pienso que los escritores deberíamos ser más autocríticos y pensar en por qué la gente no lee. A veces pienso que es una cuestión que tiene que ver con que, probablemente, los escritores no estamos respondiendo a lo que la sociedad necesita.

¿Cómo te ha ido en la recepción de este libro?

Yo siento que la literatura es un campo pequeño en el que cada uno tiene que pelear por su espacio. Me gusta pensar en mí como que yo soy el escritor independiente del Perú, un escritor que se hace solo, en el sentido que no tiene un aparato publicitario detrás, que publica en una editorial pequeña, que tiene que ganarse su espacio por el boca a boca y por lo que pueda intentar hacer. A mí lo que me gusta es que esta novela ha caminado solita. Me ha parecido increíble haber tenido como veinte entrevistas. Yo creo que de ningún escritor de editorial chica, independiente, su libro ha corrido tan rápido y tan bien, y me parece que eso pasa porque el libro está bueno y gusta. Porque hay libros que pueden ser muy buenos, pero que no gustan. Yo quisiera hacer las dos cosas. Uno tiene que gustarle a todo el mundo, pero no siendo un escritor light, sino escribiendo una gran novela que le pueda gustar a cualquiera. Ese es el reto.

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