Gennet Corcuera: la primera sordociega que obtiene un título universitario en España
Gennet Corcuera: la primera sordociega que obtiene un título universitario en España

Un reportaje del diario el País cuenta la historia de Gennet Corcuera, quien nació en Etiopía hace 34 años. Ella pasó sus primeros siete años en un orfanato en Addis Abeba. Salió de allí de la mano de su madre adoptiva, Carmen Corcuera. Una mano que nunca vio, pero que siempre la ha acompañado. Gennet recuerda la enfermedad de su madre, durante los últimos años de vida padeció alzhéimer. Cuando iba a visitarla a la residencia donde vivía le contaba que quería adoptar una niña en Etiopía. Esa niña era ella.

No ve ni oye desde los dos años debido a una infección. No tiene ningún recuerdo de haber visto ni oído, era demasiado pequeña. Tampoco tiene sentido del olfato. El tacto lo es todo, es su conexión con el mundo. Un mundo poco adaptado a personas con discapacidad y cuyas barreras ha ido saltando hasta llegar a ser la primera sordociega con una carrera universitaria: Magisterio en Educación Especial. En mayo empieza a trabajar, eso significa que se va a cumplir su sueño.

En el madrileño parque del Retiro, Gennet pasa sus manos por las letras, en bajorrelieve, del pedestal de la escultura de Pedro Ponce de León. Un fraile del siglo XVI que fue de los pioneros en dedicarse a la educación de personas con discapacidad, en particular, a los sordomudos. Gennet agradece a la ONCE lo que ha hecho por su futuro. Ellos le han facilitado los dispositivos con los que se comunica: los conversores a braille, las tablillas... También, fueron los que le enseñaron el lenguaje de signos cuando llegó a Madrid con siete años.

A Gennet le gusta pasar tiempo con sus amigos de ASOCIDE (Asociación de Sordociegos de España) varias tardes a la semana. Hacen excursiones. También le gusta ir al cine, pero necesita un acompañante que le vaya contando la película. Tiene que fiarse de sus compañías, puede sonar manido pero son sus ojos, su voz y sus piernas, le ayudan a moverse. Ahora cree en ellos, en otros momentos, por ejemplo en el hospicio de Addis Abeba, no tuvo la misma experiencia. Recuerda estar siempre sola o que los niños le escupieran en el arroz, episodios duros que cuenta sin cambiar el gesto.

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