Quién podrá frenar tanta delincuencia. En medio de un profundo dolor de sus familiares, fue sepultado hoy el cuerpo del menor de ocho años de edad, Manuel Cuscano Ancajima, quien murió de un balazo el último viernes 27, cuando unos sicarios abrieron fuego contra el vehículo en que iba buscando matar al delincuente Héctor Alaín Flores Gamboa (23), alias "Lágrima".

A las 10 de la mañana, el féretro del niño fue llevado al colegio Antonio Raimondi, donde cursaba el tercer grado de educación primaria. Sus compañeros, profesores y familiares, tras la ceremonia, exigieron justicia por el trágico final que halló el menor cuando se dirigía a su casa con su abuelo.

El decano del Colegio de Abogado del Santa (CAS), Sabino Ponce Rosso, también se hizo presente en este triste momento para la familia de Manuel, pues la madre de éste, Sara Ancajima Castillo, trabaja en esa entidad.

Ponce Rosso, tal y como lo había manifestado, volvió a señalar que la muerte de la inocente víctima es por culpa de la guerra de los "chalecos.

ADIÓS, MANUEL. La ceremonia fúnebre se trasladó al camposanto Lomas de la Paz, en el distrito de Nuevo Chimbote. Manuel Cuscano Ancajima fue enterrado allí, pero su muerte no ha sido cualquier muerte. Su muerte ha sido marcada por la fatalidad de encontrarse en medio del odio de criminales que por matarse entre ellos acabaron asesinando a un inocente.

"Perdóname, hijo mío, por no haber estado contigo para defenderte (...) Nunca más podrás decirme que soy la mejor mamá del mundo y yo nunca más podré decirte que eres el hijo más precioso del mundo", dijo la madre de Manuel, para luego caer empujada por el dolor de ver a su hijo descender hasta su última morada.

SE RECUPERA. El abuelo del menor asesinado, Manuel Ancajima Ipanaqué, de 62 años, permanece internado en el hospital Belén de Trujillo. Se conoció que su estado de salud aún es de cuidado, luego haber sido sometido a una intervención quirúrgica.

Él viajaba junto a su nieto, en el auto maldito de la línea 13, aquel que en vez de llevarlos hacia la tranquilidad de su vivienda, terminó con llevarlos al infierno de la muerte.