La hach'akalla viene en honor a la Mamita Candelaria

La danza hach’akalla es creación artística colectiva y legítima de la sociedad aborigen de Usicayos. Se cultiva desde tiempos indeterminados. Con el nombre de hach’akalla se conoce a los hongos (setos) que crecen en los campos y sobre los camellones de las chacras de papas anunciando buena producción por estar bien abonadas.
Precisamente en alusión a este pequeño hongo que tiene una semejanza al sombrero chino (como paraguas), es que para esta danza hicieron sus aladas monteras llamadas Panisa. Esto así claramente como una paragua para protegerse de la lluvia porque es danza de la época, en “malli” de Oqhosiri en San Sebastián del 20 de enero, y “malli” en Usicayos capital del distrito el 02 de febrero de cada año, simultáneamente en conmemoración de la Virgen Purificada y Santísima Virgen de la Candelaria. 

La hach’akalla es danza ritual agraria (no pecuaria) neta de la cuenca agrícola de Usicayos, de saludo y respeto a los primeros frutos de la chacra de papas y esa es su única finalidad inmemorial por lo visto y dicho de sus cultores del pueblo de Usicayos. Tangencialmente lo consideran como atractivo de las lluvias cuando se producen sequías, esto porque es danza practicada en plena época de lluvias, “el febrero loco”.

Los agricultores tienen una fe cerrada en que un danzarín Hach’akalla debe ser la persona indicada para ingresar con devoción al follaje crecido de las chacras para sacar los primeros frutos (malli) Si es así, en el concepto de los creyentes, echará buena producción con frutos de cantidad y calidad que los dueños esperan de sus cementeras para la época de la cosecha. Por eso los chacareros otorgan franquicia y hasta solicitan para que un varón Hach’akalla pueda sacar las primicias previo pago de coca y vino. Así se expresa la profunda devoción por el trabajo agrícola y la productividad de la tierra, para satisfacer necesidades de alimentación de las familias.
En la mañana del 02 de febrero es el “malli”, banquete de las primicias de la chacra de papas a cargo del Patrón y Mamita. Por la tarde del mismo día se realiza el “Juego” en el atrio, es decir danza alegre matizada por las jocosidades de los graciosos “machus” (Viejos) y aditamento de “payas” (viejas) que deleitan al público congregado de todas las edades.

Los ejecutantes son quenistas compuestos mínimamente de cinco y un tamborero. Cuando la danza tiene presentación para público multitudinario no hay limitación de la cantidad de músicos ni de danzarines.
La musicalización, por sus características generales, tiene alguna semejanza a la comparsa q’aqcha o wifalita del altiplano. Se diferencia porque la Hach’akalla tiene repertorio especial inconfundible. Su ritmo es sumamente alegre y activo, ejecutado por quenistas que dominan con destreza los temas. En general la música de quenas siempre es de ritmo alegre, salvo la “ceniza” que llama cierta tristeza por su tono y las letras cantadas.