Erosión costera ha destruido decenas de pozos donde crece planta que permite elaborar ancestrales caballitos de totora, Patrimonio Cultural de la Nación y expresión de la cultura viva del tradicional balneario. En los últimos 20 años, mar ha avanzado más de 50 metros y pescadores temen perder todos sus huachaques. (Foto: Johnny Aurazo)
Erosión costera ha destruido decenas de pozos donde crece planta que permite elaborar ancestrales caballitos de totora, Patrimonio Cultural de la Nación y expresión de la cultura viva del tradicional balneario. En los últimos 20 años, mar ha avanzado más de 50 metros y pescadores temen perder todos sus huachaques. (Foto: Johnny Aurazo)

El avance del mar en el es arrasador. No solo ha dejado sin playa a la zona conocida como La Curva, sino también se ha llevado decenas de pozos donde crece la totora, materia prima de los milenarios caballitos, embarcaciones consideradas Patrimonio Cultural de la Nación y expresión de la cultura viva que distingue a la caleta.

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Erosión

Osmer Arzola Ucañán es uno de los pocos pescadores de Huanchaco que se resisten a dejar el mar y siguen en actividad.

En 1995, cuando dirigía los destinos de la Asociación de Pescadores de Huanchaco (ASPAH) y eran más de cien los hombres de mar vigentes –actualmente no son más de 35–, hizo un conteo de las pozas de totora. “Había unas 500″, asegura.

Casi 30 años después, Arzola cree que el mar se ha llevado más de 300 huachaques, como también se le conoce a estos pozos naturales ubicados al norte del balneario. “Aunque no existe un inventario actualizado, no creo que haya más de 150″, estima, mientras sujeta una red que está atada a una de sus ancestrales embarcaciones que usa para hacerse a la mar.

Los pescadores sufren las consecuencias de la erosión costera. (Foto: Johnny Aurazo)
Los pescadores sufren las consecuencias de la erosión costera. (Foto: Johnny Aurazo)

Víctor Huamanchumo Ucañán es otro pescador antiguo de Huanchaco. Tiene 73 años de edad, casi todos dedicados al mar, y hace dos décadas era dueño de siete pozos en los balsares.

“El mar creció, se salió, arrasó con los totorales y me he quedado con solo tres [pozas]”, asegura apenado.

En sus manos, Víctor tiene una pedazo de tecnopor, material que desde hace algunos años usan los pescadores para elaborar sus caballitos de totora ante la escasez de la planta. Esa es una de las consecuencias de lo que está pasando en los totorales.

Cada pozo de totora tiene aproximadamente 5 metros de ancho y 15 de largo. Para cortar la planta y poder usarla en la elaboración de los caballitos, hay que esperar mínimo unos 10 meses. Cada huachaque da para confeccionar una decena de caballitos.

“Cada vez hay menos totora. Si nos falta, tenemos que prestarnos o comprar”, cuenta Osmer Arzola.

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El periodo de uso de un caballito de totora es corto. Si se utiliza de manera interdiaria, puede durar poco más de un mes. Por eso cada pescador debe tener como mínimo tres embarcaciones.

“Esto hace más imprescindible la existencia de nuestas pozas”, enfatiza Arzola.

Bajo el techo de su ramada, Luis Arroyo Gordillo explica por qué el mar ha desaparecido decenas de totorales en los últimos 20 años. “El molón de Salaverry es el responsable”, subraya.

La estructura de rocas a la que se refiere el pescador mide poco más de mil metros de largo y se ubica a unos 15 kilómetros de Trujillo, al otro lado de la ciudad. Fue colocada para evitar que el puerto de Salaverry se arene, pero ha impedido que la arena siga su curso hacia Buenos Aires, Las Delicias, Huanchaco y otras playas [ver nota vinculada en la página 3].

Según el investigador Carlos Bocanegra García, en este lado de la franja costera se han acumulado, debido al molón, 90 millones de m3 de arena y contrariamente a lo que pasa en los referidos balnearios, se ha formado una playa de más de 500 metros de ancho.

“En 2006 pudo comenzar a verse la destrucción de los balsares de Huanchaco por la erosión costera”, lamenta el biólogo.

Más de 3 metros de tecnopor se colocan. (Foto: Johnny Aurazo)
Más de 3 metros de tecnopor se colocan. (Foto: Johnny Aurazo)

Bocanegra identifica tres amenazas que están llevando a los huachaques a su destrucción definitiva si las autoridades competentes siguen cruzadas de brazos y no atienden el problema.

A la erosión costera producida por el molón retenedor de arena de Salaverry, que ha hecho que el mar avance más de 50 metros, se suma la construcción de La Costanera, una carretera que divide los balsares en dos y une a Trujillo con Santiago de Cao, distrito ubicado en la provincia de Ascope. “Los vehículos botan partículas que se pegan en la totora y afectan su crecimiento”, explica.

La tercera razón para Bocanegra es la expansión urbana no planificada.

“Prácticamente los totorales han quedado cercenados y están condenados a desaparecer, pues todo lo que lo rodea es una amenaza para él”, añade.

El también docente universitario pide diferenciar oleajes anómalos de erosión costera, pues hay autoridades que responsabilizan al primero de la desaparición de las pozas de totora.

“La erosión costera se produce por el molón de Salaverry y es lo que está afectando no solo a Huanchaco, sino también a Las Delicias y Huanchaco. Los oleajes, por su parte, son eventos naturales”, precisa.

Descuido

En un muro levantado en el ingreso a los balsares de Huanchaco se advierte que se trata de un área reservada. Sin embargo, no hay quien vigile la zona e impida el paso de vehículos que transportan carbón o arrojan desmonte camino a Santiago de Cao. “Aquí se hace lo que quiere”, critica un ciudadano que corre por el lugar.

El irrespeto al medio ambiente es otro factor que está golpeando a los totorales. Alrededor de las pozas y dentro de ellas también se ven cantidades de desechos que el mismo mar trae con él o que irresponsables visitantes dejan.

Además, la Municipalidad Distrital de Huanchaco (MDH) no ordena la limpieza del lugar ni el recojo de especies marinas muertas.

“No tenemos ninguna clase de ayuda”, cuestiona Víctor Huamanchumo.

Para intentar revertir esta situación, algunos pescadores han cavado sus propios huachaques al otro lado de La Costanera, cruzando la vía.

Dicen que el municipio local debería ayudarles con maquinaria pesada para construir más pozos, pues temen que uno de los principales atractivos turísticos que tiene Huanchaco como es el caballito de totora desaparezca. “No exageramos cuando decimos esto”, avisan.

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