Asentamiento humano se convierte en la manzana de la discordia
Asentamiento humano se convierte en la manzana de la discordia

26 de Julio de 1986. Un batallón de gente decide invadir una hacienda gigante. No tienen casa, no hay plata y esta es su oportunidad. Encabezados por el profesor Luis Aguilar Romaní y el alcalde de  de ese entonces, Juan Tutuy, se metieron. 29 años después, el asentamiento humano Justicia Paz y Vida, en el distrito de , es una de las más antiguas invasiones que alberga a casi 27 mil almas.

“Nos metimos pacíficamente. La policía llegó para sacarnos pero el presidente Alan García vino y ya no nos sacaron”, cuenta don Próspero, un anciano ochentero que almuerza en el mercado Micaela Bastidas del asentamiento. “Primero dormía bajo un plástico. Yo había dejado la casa de mis papás por conseguir un terreno aquí, fue difícil”, afirma. La invasión inicial fue hecha por 1 730 personas que hoy se han multiplicado, pues ahora son 10 mil familias. “Con Tutuy invadimos, él nos reunió”, dice Próspero refiriéndose a Juan Tutuy Aspauza, exalcalde de Huancayo. Esta autoridad fue una de las cabezas para la invasión. Otro fue el primer presidente del asentamiento, Luis Aguilar Romaní, docente de la UNCP, quien propuso el nombre del terreno invadido. La hacienda le pertenecía a Pedro Sala Orosco, ministro de trabajo de Velasco Alvarado y dueño de terrenos en toda esa zona. Meses después de la invasión cada persona que se hizo con un lote tuvo que pagar 4 mil soles a la MPH. “El terreno iba a ser gratis, o por lo menos iba a costar poquísimo pero el señor Pedro Morales dijo que le había pagado a Sala por el terreno. Y para que nos den nuestro título de propiedad tuvimos que pagar 4 mil soles”, dice.

¿JUSTICIA, PAZ Y VIDA?. “Porque los invasores queríamos paz y justicia”, así justifica el nombre, don Próspero. Hoy el antiguo lugar de siembra es una conglomerado de casas que disfruta de agua, desagüe, luz. tiene un colegio, mercado, posta médica y más de un parque. También hoteles y comercios de todo tipo. “Lo que nos falta es pistas y veredas”, dice María Miguel, secretaria de la junta directiva del asentamiento. Y este es el problema que hoy divide a Ángel Unchupaico y Aldrín Zárate.

Su perímetro de este asentamiento es muy similar a un triángulo que colinda con el Mantaro.

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