Cuando se pone el traje blanco no puede evitar bailar. Incluso al posar para una foto no resiste más de 10 segundos quieto. Poco importa que no haya música. Sus pies cepillan y zapatean mientras sus brazos se mueven agitando el pañuelo. Víctor Calderón, más conocido como 'el Chino', no es solo un bailarín, es maestro de campeones. Logró el título en 1975 y desde 1980 se dedica a enseñar. Son varios los alumnos ganadores del Concurso Nacional que han pasado por su academia, ubicada en el trujillano barrio de Buenos Aires.

El sábado 25 el enorme salón de práctica de la escuela está vacío. Unos enormes parlantes, un gastado sombrero de paja y algunas fotografías son los únicos indicios de que allí se baila marinera. La calma es total, como la que precede a la tormenta. El día siguiente será una jornada intensa, llena de emociones y tensión para 'el Chino' y sus pupilos. El certamen ha crecido mucho con los años. Hay más participantes, más preparación y también mayor innovación. "Existe un mestizaje, incluso los bailes modernos han tenido su influencia, como ese paso de Michael Jackson hacia atrás", comenta Calderón.

Para él los cambios no son malos, no es un purista. Al contrario, piensa que la danza debe renovarse. Sin embargo, aclara que es necesario conservar lo principal: el mensaje. "La marinera se trata del enamoramiento. Hay personas que ni se ven cuando bailan, miran al suelo. A veces la gente se perfecciona mucho técnicamente, se piensa en uno mismo y se pierde la esencia. El baile es de pareja", añade. Eso lo sabe bien Cynthia Vargas (27), a quien él considera su amiga, luego de 21 años de entrenar juntos.

Cuestión de dos. El 26 de enero el hogar de la familia Vargas es un taller de fabricación de pancartas. Todas llevan el número 18 escrito en negro. Sobre una mesa descansan varios pliegos de cartulina, y encima de un sillón, el pesado vestido verde que Cynthia usará en el coliseo Gran Chimú, ante cientos de espectadores y muchísimos más televidentes. "Bailo desde niña, pero igual hasta ahorita se sienten nervios y presión. Se ensaya meses de meses para unos cuantos minutos en los que tienes que demostrar lo que sabes", manifiesta la concursante, mientras una maquilladora le coloca unas pestañas talla 'L' que resalten su mirada. Marcar ojos y labios es lo principal. Después de todo, la marinera también es coquetería. Fotos: Miguel Paredes

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