GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

En el mes de abril del año 2009, el complejo metalúrgico Doe Run Perú (DRP) en La Oroya, donde se refinaban diversos minerales metálicos extraídos del centro del país, anunciaba su cierre debido a una crisis mundial que afectaba a Renco Group, empresa que mantiene privatizado el complejo metalúrgico. Ese mismo año, del 22 al 29 de mayo, empieza el cierre progresivo de las plantas de refinamiento, primero la de cobre, luego la de zinc y finalmente la de plomo. DRP se declara en quiebra y solicita a Indecopi ingresar al proceso concursal. El 16 de agosto de 2010, se publica en el diario oficial El Peruano la aceptación de Indecopi.

Allí empezaría el vía crucis de la población de La Oroya, pues según indica el alcalde provincial de Yauli, Carlos Arredondo, dicho complejo constituye la principal fuente económica de toda la población y su paralización trajo graves consecuencias.

“Al 2016, más de los 1600 trabajadores que laboraban en el complejo metalúrgico fueron reduciendo sus haberes al 50%, 20% y en la actualidad no perciben ni un sol por acuerdo de la empresa Dirige; esto ha hecho que los trabajadores agarren a sus esposas e hijos y salgan de La Oroya provocando migración, deserción escolar, cierre de comercios, el transporte es afectado y hasta nosotros como gobierno local hemos sido perjudicados”, señaló.

Este punto es explicado por el burgomaestre, pues al estar paralizado, el complejo metalúrgico no paga impuestos, los mismos que servirían para ejecutar obras en la provincia. “Antes (de la paralización) recibíamos 40 millones al año por canon minero y actualmente no llegamos ni al millón de soles en transferencia de canon y regalías, Chinalco está exonerado de impuestos hasta el 2018 y como municipalidad no podemos ejecutar los proyectos que la ciudad demanda, en los siguientes días las cosas se van a agudizar en nuestra ciudad”, dijo preocupado.

MIGRACIÓN. Arredondo Mayta indicó que de 60 mil habitantes que habían en La Oroya, actualmente hay poco más de 20 mil, de 6440 alumnos que asistían a clases en el 2011 en los tres niveles, al cierre del 2015 solo asistían 4935. La actividad económica principal era el comercio, que ya no existe, el 35% de los negocios ha cerrado, el rubro más afectado ha sido el de servicios que incluye, financieras, restaurantes, hospedajes, hospitales y mercados.

INDIFERENCIA. El burgomaestre precisó además que el gobierno de Ollanta Humala ignoró totalmente a La Oroya. “Se comprometió a que en tres meses después de tomar el mando, se reactivaba el complejo, y ahora se va sin haber cumplido su palabra. De los 19 candidatos presidenciales, ninguno ha señalado propuestas claras de cómo plantearían alternativas para la reactivación del complejo metalúrgico, a ellos les invoco a que le pongan una mirada a esta ciudad, no solo se trata de un complejo metalúrgico paralizado, sino de una ciudad que corre el riesgo de convertirse en fantasma, por 90 años La Oroya ha dotado de impuesto e ingresos al Perú y es el principal centro metalúrgico del país y de Sudamérica”, manifestó la autoridad.

TAGS RELACIONADOS