Las naves PIAS acercan el Estado al Perú profundo
Las naves PIAS acercan el Estado al Perú profundo

El zarpe de las naves de la Plataforma Itinerante de Acción Social (PIAS) significa el inicio de la búsqueda de comunidades indígenas alejadas para acceder a los servicios del Estado.

El camino es serpentino y caudaloso a lo largo del extenso río Amazonas, en la región Loreto; pero también es circular y de recorrido tranquilo en el lago Titicaca, en Puno.

El objetivo de cada PIAS es conectar y acercar la Amazonía a los beneficios sociales que brindan los distintos ministerios. Sin embargo, lo que más prima es mejorar la calidad de vida de las personas que viven en lugares muy apartados.

Un solo

Y solo hay, hasta el momento, debido a la difícil accesibilidad a algunas zonas, una fórmula: las embarcaciones PIAS.

Una nave fluvial -implementada con un cajero automático del Banco de la Nación o una máquina del Reniec, o una sala de operaciones para que las mujeres den a luz, o un módulo para que los ancianos se inscriban en Pensión 65- recorre el río e identifica una nueva comunidad o vuelve, después de un periodo, a fortalecer la presencia del Estado en la selva más recóndita del país.

“Somos conscientes de las distancias. Es por eso que queremos llevar servicios del Estado a los ciudadanos que viven en las zonas más alejadas del país, y lograr que también reciban los beneficios de la conectividad”, dice la ministra de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), Liliana La Rosa Huertas.

Cabe precisar que las embarcaciones PIAS forman parte del programa nacional PAIS, adscrito al Midis, y recibe el apoyo del Ministerio de Defensa, a través de la Marina de Guerra del Perú.

Según la ficha técnica, las prioridades del Midis con los PIAS se concentran en la nutrición infantil, el desarrollo infantil temprano, el desarrollo integral de la niñez y la adolescencia, la inclusión económica y la protección del adulto mayor.

Experiencia PIAS

El trayecto de una PIAS en las cuencas de los ríos Napo, Tigre, Yavarí, Putumayo y Amazonas es de 45 días. Su travesía depende del caudal de las aguas. Si se identifica que se puede avanzar, lo hacen. Para el tercer y penúltimo zarpe del año, la PIAS visitó nuevas comunidades del río Marañón. En el caso del lago Titicaca, el recorrido es menor y puede alcanzar los 30 días.

Durante este tiempo, los representantes de cada institución del Estado trabajan por la mejoría de cada poblador que acepta atenderse en las embarcaciones o recibir el apoyo y la asesoría de los especialistas.

Estas labores son internas y externas, debido a que el trabajo no solo consiste en la captación de las personas para que ingresen a la PIAS, sino que los mismos colaboradores salen y tienen contacto con las personas de los pueblos originarios.

Hablar su lengua

Sin embargo, para conseguir conversar con ellos y se establezca una comunicación fluida es necesario que un intérprete colabore para generar empatía. Para Petronila Sánchez Rosales, traductora y representante a bordo del Ministerio de Cultura, solo se logrará una confianza exitosa cuando las personas transmitan confianza.

“Conocer la lengua originaria es indispensable. No se puede llegar y conversar con ellos en otros idiomas, porque generarás desconfianza. Hay que ser cuidadoso en el primer contacto, tener sensibilidad al momento de tratarlo. Si se rompe el hielo, se podrán entender sin problemas”, añade.

Esa es la labor de Petronila, quien participa en la IV Campaña de la PIAS, que zarpó hace 38 días y que estará de regreso, junto al resto de la embarcación, el próximo domingo. El trabajo de ella no es sedentario. Por el contrario, ella se moviliza por cada espacio, atenta. Si ella no está presente, la atención no lograría ser completa.

Confianza

“Por miedo, por no conocerte, no te dicen lo que sienten, lo que les duele, lo que necesitan o por lo que pasan. Algunos de ellos hablan castellano, pero no entienden cuando se les habla. Les cuesta comprender”, detalla.

Petronila considera que si una enfermera se va a comunicar con el paciente, mínimo tiene que saludar en lengua nativa. Para ella sería ideal que todos los módulos cuenten con su propio intérprete para así tener mayor número de atenciones.

“El intérprete, aunque no parezca, es lo más importante en una PIAS. Nosotros somos los intermediarios entre el Estado y los pueblos originarios”, afirma.

El trabajo de Petronila, fuera de la PIAS, se enfoca en recoger testimonios y, sobre todo, apoya a las mujeres que son víctimas de la violencia machista. “Tenemos que conversar pacientemente con las mujeres para que nos cuenten sus cosas, porque el machismo es un tema presente en las localidades y aún permanece muy arraigado”, asevera.

Historias

“El trabajo de todos los que zarpamos es con cariño. Al menos yo trasmito todo el amor, porque son nuestra sangre, nuestras costumbres, nuestras historias”, afirma.

Todos los promotores de las PIAS visitan a los beneficiarios con empatía y ellos les cuentan sus penas, tristezas y ausencia de sus familias. Lo anterior les permite, cuando vuelven al navío, narrar las historias, describir hallazgos, detallar la precariedad de la vida y la salud en los pueblos originarios. Sin duda, una gran experiencia de vida que sirve como base para futuras políticas descentralizadas.

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