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Melissa Soriano tiene 31 años, es ingeniera en electricidad, electrónica y economista. Fue una de las responsables de controlar las trayectorias de los proyectiles que llevaron al Curiosity a Marte.

"Un día fue un pequeño paso para el hombre. Ahora son seis grandes ruedas. Aquí tiene una de ellas sobre el suelo de Marte". Este mensaje, "escrito" y transmitido por el robot "Curiosity" fue la primera prueba de una misión exitosa.

En efecto, a las 0:31 de la madrugada de ayer hora peruana, el robot-nave enviado por la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (conocida por sus siglas en inglés NASA), llegó a la superficie de Marte con la misión de aportar, en el lapso de los siguientes dos años, indicios que permitan suponer la existencia de vida o su posibilidad histórica en el llamado "planeta rojo".

Tras de este enorme logro científico -que el propio presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha calificado como una "hazaña tecnológica sin precedentes"- se encuentra un nutrido y sumamente inteligente grupo de profesionales, entre ingenieros, físicos y astronautas. Dentro de este mismo "ejército", destaca una joven compatriota nuestra, de padre ancashino.

Peruana. A sus 31 años, Melissa Soriano Horny es una de las responsables de controlar las trayectorias de los proyectiles, naves, robots y cuanto dispositivo electrónico sea eyectado al espacio.

Desde su hogar de Pasadena, nos informaron que Melissa permanecía en una "cura de sueño" necesaria, tras las horas de tensión continua en la que ella y su equipo se sumieron siguiendo el curso de "Curiosity", un diseño inteligente de cerca de una tonelada de peso y catalogado como uno de los productos tecnológicos más complejos de la historia.

Es así que gracias a su padre, Arturo, conocimos algunos detalles de su peculiar historia.

Melissa Soriano nació en Virginia el 5 de julio de 1981. Es hija del matrimonio peruano conformado por Arturo Soriano Bernardini y Amelia Horny Morales. Aunque nació en el país norteamericano, Melissa fue inscrita en el Consulado Peruano de Washington como peruana.

Estudió la primaria y secundaria en su natal Virginia, mientras que siguió su instrucción superior en el Instituto de Tecnología de California (o CALTECH, en inglés) ubicado en Pasadena, una ciudad del condado de Los Ángeles, el mismo en el que habitan 133 mil 936 personas, un 33 por ciento de ellas latinas.

En el álbum familiar de los Soriano existe una fotografía de una pequeñísima Melissa, entonces de cuatro años, vestida con un premonitorio traje espacial. "Preparaba su futuro", advierte Arturo Soriano, vía e-mail.

Invitada. En el Instituto, Melissa alcanzó a obtener tres grados académicos: ingeniera en electricidad, electrónica y economista. Además, ostenta un máster en Sistemas Terrestres y Ciencias de Geoinformación de la Universidad George Mason.

Luego de su graduación, trabajó por seis meses en Intel de Texas. Mientras laboraba en este lugar, fue invitada por el Jet Propulsion Laboratory de la Nasa, cuya sede se encuentra, por añadidura, en Pasadena.

Aquí comenzó su desempeño como ingeniera dentro del grupo de control de trayectoria del Mars Science Laboratory (MSL) ahora conocido por el coloquial "Curiosity".

"Desearlo". El trabajo de Melissa, quien conoce el Perú gracias a esporádicas visitas a Lima, Huaraz y Máncora, ha sido reconocido en diversas publicaciones especializadas. Destaca la publicación de julio del 2009 del Harvard Square2, instituto donde nuestra paisana dictaba algunas asignaturas.

Considerada como la miembro del staff del mes, Melissa brindó algunas recomendaciones a sus estudiantes, recomendaciones que, de seguro, son parte de su credo personal y no simples palabras:

"El mejor camino para obtener una 'A' es desearlo. El trabajo duro beneficia a largo plazo. Si estás motivado, eres capaz de cualquier cosa", declaró entonces.

Un anhelo. Hace 41 años aproximadamente, "Marsnik 3" tocó por primera vez el suelo rojizo de Marte. Eran las 13 horas con 50 minutos y 35 segundos en el meridiano de Greenwich del 2 de diciembre de 1971, cuando la nave espacial soviética comenzó a enviar las primeras vistas de la superficie marciana.

Este hecho marcaba el principio de una nueva era en la conquista del espacio y, sin embargo, duró lo que dura la llama de una vela en el viento: un minuto con 50 segundos después del aterrizaje el transmisor de "Marsnik 3" comenzó a fallar y, como en un súbito apagón, dejó de enviar las anheladas imágenes a las oficinas de Agencia Espacial y de Aviación Rusa, la otrora RKA.

Este fracaso -relativo si se considera que aquella nave fue la primera que logró posarse en el "planeta rojo"- no amilanó a los científicos e ingenieros de otras partes del mundo que continuaron esta senda en pos de descubrir los misterios escondidos allende las estrellas.

"Viking" 1 y 2 (en 1976), Pathfinder (1997), "Mars Exploration Rovers" (2004) y "Phoenix" (2008) son otros ejemplos de otros intentos, esta vez emprendidos por la Nasa, que, detalle a detalle, buscan brindar, complementar o hasta reformular nuestra actual información sobre Marte, un planeta ubicado a 59 millones de kilómetros de la Tierra en su distancia más corta.

La madrugada de ayer, la sala de control de trayectorias del Jet Propulsion Laboratory, donde labora Melissa, se convirtió en una auténtica fiesta. Cabe indicar que, durante los primeros siete minutos de adecuación de"Curiosity" al piso marciano, más de uno se comió literalmente las uñas.

Sin embargo, pese a la tensión del inicio, todo salió bien para el equipo y la humanidad. El español Felipe Gómez, uno de los 40 científicos participantes en el proyecto, explicó a la agencia EFE que "el despliegue se ha cumplido paso a paso; ha sido un éxito rotundo".

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