Varios mercados de Lima lucieron ayer abarrotados de público, pese a la disposición de salida de una sola persona por familia y a la orden de distanciamiento social dispuestas por el Gobierno para frenar los contagios del nuevo coronavirus.

Desde tempranas horas, el público abarrotó los centros de abasto y muchos iban en parejas, con amigos o hasta entre vecinos a realizar las compras.

CAOS. El alto tránsito de personas se evidenció ayer en los mercados Caquetá, en el límite del Rímac y San Martín de Porres; Unicachi (Comas y Villa El Salvador), Limoncillo (Rímac) y Chacracerro (Comas).

En estos lugares no cabía ni un alfiler más: compradores, estibadores, ambulantes, comerciantes contribuían a que estos espacios de venta sean intransitables.

Es más, fue necesario que los militares ingresen en estos centros de abasto para pedir al público que agilicen sus compras.

Tras el aislamiento total del jueves y viernes, otro grupo de limeños abarrotó ayer las calles para dirigirse a los supermercados. Ellos formaron largas colas hasta de cinco cuadras. Esta situación se observó, por ejemplo, en tiendas del Rímac y Surco, donde el público ingresaba con mascarillas y guantes.

Esta situación fue criticada por el presidente Martín Vizcarra, quien esta vez, con un tono fuerte, exhortó a evitar las aglomeraciones.

“Nos quedan dos semanas más de esta cuarentena para tener una curva en el decrecimiento de los contagios. Nosotros vamos a poner todo nuestro esfuerzo, pero el objetivo se va a lograr si tú, ciudadano, todos colaboramos. La vida de muchos compatriotas depende de nuestro comportamiento. Seamos solidarios”, señaló.

El mandatario pidió a los peruanos que cambien sus hábitos de compras y que si, por ejemplo, el mercado está lleno, regresen otro día. “Podemos llevar la muerte a nuestro hogar”, alertó Vizcarra, al reconocer que el aislamiento social obligatorio “es difícil”, pero el esfuerzo entregado por los ciudadanos no debe ser en vano.