Una investigación realizada por el Instituto WifOR, especializado en estudios económicos, evaluó la carga socioeconómica de las enfermedades crónicas de alta prevalencia en Latinoamérica. Solicitado por FIFARMA (Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica), el estudio señala que la migraña causa pérdidas económicas de alrededor de 67.7 mil millones de dólares en los ocho países involucrados en el estudio, que son Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile, Perú, Ecuador y Costa Rica.
En el caso de Perú, solo en 2022, el costo económico de la migraña asciende a cerca de US$2,000 millones. Esto significa que la enfermedad tiene un costo equivalente a 0.9% del PBI.
Entre las personas de 15 a 49 años, las migrañas son la segunda causa de discapacidad en el mundo. Entre las mujeres, es la principal causa de discapacidad. Quienes padecen de esta condición de salud pierden, en promedio, 19.5 días de trabajo al año debido al problema. En Perú, se estima que alrededor del 14% de la población nacional padece de migraña y el 85% de estos casos se manifiestan en adolescentes y personas de 30 años.
“La migraña, a menudo subdiagnosticada y subtratada, causa un daño enorme en la vida personal y profesional de los pacientes, la mayoría de los cuales son mujeres. De los países latinoamericanos, México registra una de las tasas más bajas de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, alrededor del 27%. Además de las pérdidas económicas relacionadas con el ausentismo laboral y la caída de la productividad, la enfermedad afecta la vida personal, dañando actividades esenciales no remuneradas, como el cuidado del hogar, los niños y el ocio”, resalta Rodrigo Nascimento, director médico de Pfizer LATAM para Migraña.
En una evaluación de cinco años, entre 2018 y 2022, las pérdidas económicas en América Latina relacionadas con la migraña osciló entre 3.9 billones de dólares (Costa Rica) a 142.9 billones de dólares (Brasil).
En el período de 2011 a 2022, la migraña, la diabetes y las patologías cardiovasculares presentaron las mayores pérdidas económicas entre el conjunto de enfermedades evaluadas en América Latina. En la mayoría de los países de la región, la migraña fue responsable de pérdidas económicas de alrededor del 1.2% del PBI.
En Perú, para compensar las pérdidas económicas de cinco años en migraña (2018-2022), cada individuo mayor de 15 años tendría que trabajar en promedio 3.4 días.
Impacto desproporcionado en los más pobres
Varios estudios publicados indican que el riesgo de sufrir migraña es mayor entre la población perteneciente a las clases económicas más bajas. Se observan factores de riesgo comunes en estas poblaciones, como una dieta inadecuada, un índice de masa corporal elevado, la inactividad física, el tabaquismo y un bajo nivel educativo.
Otro aspecto destacado por el informe es la carga de enfermedades en el sector informal de trabajo. El estudio indica que la informalidad es muy significativa en el mercado laboral latinoamericano. La tasa de autónomos y/o no registrados en la región varía desde el 29% en Chile hasta más del 60% en países como Colombia, Perú y Ecuador. Según el documento, las pérdidas de productividad afectan más intensamente a los trabajadores informales, quienes tienen más probabilidades de perder sus empleos y sufrir importantes pérdidas financieras por falta de remuneración y acceso a fondos de apoyo durante el período de ausencia. Además, la informalidad dificulta el acceso a los programas de apoyo al desempleo.
Desafíos y esperanza para el futuro
El 12 de setiembre se conmemoró el Día Internacional de Acción contra la Migraña, una importante iniciativa para crear conciencia sobre la migraña, su impacto en la vida de las personas y celebrar la contribución de la ciencia médica.
Después de 35 años desde la introducción de la Clasificación Internacional de Trastornos de Cefaleas (ICHD), estamos viviendo la era de la segunda gran revolución en las terapias para la migraña. Los avances abren una perspectiva esperanzadora para los pacientes, permitiéndoles encontrar medidas efectivas para el tratamiento agudo y preventivo, y también pueden reducir la carga relacionada con la migraña.
Para los investigadores del Instituto WindfOR, la expectativa es que comprender el impacto de la enfermedad en la sociedad pueda conducir al progreso de la acción contra la migraña, que debe dejar de ser percibida como un factor de costes, sino más bien como un motor de desarrollo económico, de innovación y de una mejor salud.
Ante este panorama, Pfizer se ha dedicado a innovaciones que aporten mejoras en la vida de los pacientes que viven con migraña: “Pfizer está invirtiendo en la investigación y desarrollo de nuevas terapias para la migraña, colaborando con diferentes instituciones y organizaciones, buscando la opinión de los pacientes e incorporando sus perspectivas y necesidades en este proceso, para asegurar que las nuevas terapias aborden las causas fundamentales de la migraña y mejoren las vidas de los pacientes”, destaca Rodrigo.
Objetivo del estudio
A solicitud de FIFARMA, el Instituto alemán WifOR desarrolló el estudio ‘Impacto socioeconómico de las principales enfermedades en ocho países latinoamericanos’ con el objetivo de cuantificar las pérdidas económicas relacionadas con las principales enfermedades de alto impacto en la región. Los países incluidos en el análisis fueron Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Perú y las enfermedades cubiertas fueron patologías cardiovasculares, neoplasias, incluido el cáncer de mama, cardiopatía isquémica, infecciones respiratorias, diabetes tipo 2 y migrañas.
El informe define la carga socioeconómica como el grado en que una enfermedad deteriora la capacidad de las personas para trabajar, generando pérdidas de productividad y una reducción del capital humano.
Metodología
La metodología va más allá del paradigma tradicional en la evaluación económica para abordar las pérdidas de productividad. Ella trae una combinación singular de efectos en la cadena de valor (análisis de ingresos y egresos) y conocimientos sobre economía de la salud. Mide los efectos directos, indirectos y de derrame (spillover effects) teniendo en cuenta las pérdidas de capital humano en actividades laborales remuneradas y no remuneradas. La carga socioeconómica se mide en pérdidas para el país, y no según lo que el individuo genera para sí mismo.