El papa Francisco llegó al palacio presidencial de Naipyidó, una verdadera fortaleza donde encontró al presidente birmano, Htin Kyaw, y a la nobel de la Paz y jefa de facto del Gobierno, Aung San Suu Kyi.
Estos encuentros vienen precedidos por el drama de la persecución que Birmania está cometiendo contra los rohinyas, la minoría musulmana a la que las autoridades birmanas no consideran sus ciudadanos.