Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), si se les guía a los escolares en el uso de la tecnología, podrán mejorar hasta cuatro veces más su rendimiento académico. (Foto: Educared)
Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), si se les guía a los escolares en el uso de la tecnología, podrán mejorar hasta cuatro veces más su rendimiento académico. (Foto: Educared)

En una sociedad llena de prejuicios no es sencillo educar y orientar a un niño hacia una profesión, sin que se vea influenciado por ideas sexistas que promueven los estereotipos en los roles sociales, y hacen creer que una mujer no puede desempeñarse en la ingeniería o un hombre no puede dedicarse a la danza.

A pesar de la lucha constante por la igualdad de género, todavía las mujeres se limitan a escoger carreras como enfermería, psicología o pedagogía. Lo mismo sucede con los hombres quienes apuestan por la mecánica, ingeniería o administración. Por su parte, Gisella Orjeda, científica peruana, señaló que menos del 30% de los científicos peruanos son mujeres. “Esto se debe a que las niñas no ven a la ciencia como una opción para estudiar”, afirma.

Pautas para padres

Cambiar ese panorama está en mano de los padres o tutores, quienes deben inculcar en sus hijos desde pequeños que una profesión está ligada a los talentos y no al género.

Para ello, la psicóloga con experiencia en orientación vocacional, Juliana Sequera, recomienda leerles cuentos de todas las profesiones, para que conozcan las posibilidades que tienen ellos en un futuro y aprendan a valorar cada oficio por igual. El mismo mensaje también se puede comunicar a través de ficciones como los dibujos animados. Asimismo, es crucial no limitar los juegos de los niños “no por ser mujercita solo tiene que jugar con la Barbie o por ser varoncito con carros”, afirma la experta.

Por el contrario, dejar que aprovechen estos momentos de interacción para que los padres identifiquen qué es lo que realmente les apasiona a sus hijos, ya que en muchas ocasiones mediante esta actividad se puede determinar su profesión a futuro. “Si hay una niña que le gusta desarmar las cosas y tener carros, quizás le interese la ingeniería; si hay un niño que le gusta tener muñecas y vestirlas, posiblemente sea un gran diseñador de modas”, explica Sequera.

Otra medida que deben tomar los progenitores es matricularlos en diferentes talleres de verano, pero preguntarles previamente a cuál quieren ir ellos, no imponer un curso. También es esencial hablar de las carreras de los familiares y comentarle a los menores que sus tíos, primos o hermanos escogieron esas profesiones, de acuerdo a sus talentos y habilidades.