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Una vez muertas, las lombrices son llevadas a hornos calentados a unos 50 grados de temperatura, de donde salen como charqui (carne seca) y luego pasa a la molienda en licuadoras para obtener la harina.

Con este procedimiento meticuloso, puro y limpio desde la crianza, recolección y limpieza de las lombrices, se pasa a la última fase en la producción de galletas, que buscan convertirse en el suplemento alimenticio en la región del altiplano. La producción actual de las galletas de lombriz se hace en bolsitas de 30 gramos. 

Cada bolsa contiene 4 gramos de hierro y está próxima a patentarse.

Los tres inventores de la harina de lombriz recibieron el reconocimiento de las manos del titular de la Dirección Educación Técnico Productiva y Superior Tecnológica y Artística del Ministerio de Educación (Digesutpa), Miguel Calderón Rivera.

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